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Retos en educación

  • 22 julio 2022 /

    Al menos dos informes recientes sobre el estado de la educación en Honduras han puesto sobre la mesa del debate los dramáticos indicadores que reflejan su escandaloso deterioro que se aceleró con la pandemia, pero que era previsible en un país acostumbrado a tolerar la mediocridad de sus funcionarios. Los resultados son catastróficos, y no son los maestros los más preocupados. Por increíble que sea, una de esas cifras es la de educadores que aún no se presentan a sus escuelas.

    Desde que se ordenó retornar a clases presenciales, el pasado 18 de abril, han surgido una variedad de excusas, desde que el director del centro no abre sus puertas, pasando por el horroroso deterioro en el que están aulas y sanitarios, o bien la crónica falta de agua y la ruina de sus pupitres. Y otro pretexto: los maestros que quieren seguir sirviendo sus materias vía chats por temor a enfermarse, una conducta que contribuye a obstruir el regreso a clases presenciales y la recuperación de más de dos años de aprendizaje perdidos. En el último quinquenio, revela el Informe sobre el Progreso Educativo Honduras 2022, la educación retrocedió en temas como la cobertura, desigualdades sociales, eficiencia educativa y financiamiento. El sistema sigue estancado con una baja calidad en el aprendizaje y en la formación del docente, que se evidencia con un marcado atraso respecto al promedio regional. Un estudiante hondureño de 15 años, según el informe, evidencia dos años de atraso académico con respecto a sus pares costarricenses y tres años en relación con los chilenos. Entre 2017-2021, unos 750,000 menores quedaron fuera del sistema, con municipios que perdieron más del 40% de matrícula respecto a la del año 2016, agravando problemas de inequidad, señala el informe de la Fundación para la Educación Ricardo Ernesto Maduro Andreu (Ferema). Esos números son caóticos y tienden a empeorar con el lento retorno a las clases presenciales.

    Otro informe señala que cada día unos 500 niños, niñas y jóvenes abandonan el sistema educativo; es decir, unos 100,000 estudiantes dejaron sus estudios el último año, sumándose al millón cien mil que ya estaban excluidos. De acuerdo con la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), el 70% de los estudiantes hondureños no logra el estándar internacional mínimo en lectura y 85% no lo alcanza en matemáticas. Todos son indicadores duros y suficientes para hacer conciencia en el Gobierno, los maestros y en la sociedad sobre la urgencia de mejorar la calidad en la educación básica y media, además de alcanzar la cobertura y cumplir con el derecho a la educación que tiene la niñez hondureña. Y no lo haremos si no comenzamos por exigir a todos el retorno a las aulas.