02/12/2025
02:53 PM

Politización de ayudas y subsidios

    Honduras está sufriendo de inundaciones en el sur, suroccidente y oriente, y la zona norte en peligro inminente de, igualmente, experimentar las crecidas de los ríos, en tanto los pobladores aguardan por la reparación inmediata de los bordos para mitigar los daños que nuevamente golpearán a quienes viven en las proximidades de corrientes fluviales.

    Varios alcaldes de Valle y Lempira dan cuenta de que diversas comunidades, además de estar aisladas, sus vecinos carecen de alimentos por estar incomunicados ante el alza en el nivel de las aguas, y se encuentran en peligro inminente de perder sus vidas.

    Adicionalmente, los funcionarios municipales denuncian que reciben visitas de candidatos a cargos de elección popular, inscritos en el partido oficial, portadores de ayudas con carácter selectivo, ya que se otorgan de manera condicionada, de acuerdo con la filiación partidaria de los beneficiados, negándola a quienes no comulgan con el partido hoy al frente del Estado.

    De hecho, algo similar había previamente ocurrido con la entrega del bono cafetalero e insumos agrícolas.

    Tal conducta, aparte de ser repudiable e inhumana, aprovechándose de las necesidades materiales de las personas afectadas, repite de nueva cuenta prácticas del pasado que se creía habían sido superadas por el actual régimen. La realidad refuta tal ilusoria expectativa. Los vicios y aberraciones del ayer han sido revividos hoy, provocando con ello justificada indignación popular.

    Si todos los nacidos en esta patria somos sujetos de deberes y derechos debemos mostrar con hechos solidaridad, respeto, fraternidad y nunca buscar manipular, engañar, humillar, discriminando en razón de banderillas partidarias.

    Las ayudas que otorgan los Gobiernos provienen del pago de nuestros impuestos y donaciones de países amigos, por ello deben ser entregadas a quien requiere de ellas, independientemente de credo político o religioso, priorizando a los sectores poblacionales más vulnerables, por los bajos ingresos percibidos y por vivir en zonas de alto riesgo, con absoluta transparencia en su manejo y destino final.

    Justo y necesario es también que las autoridades vuelvan sus ojos a estas comunidades y procedan de inmediato a realizar las obras de mitigación que se requieren para, con ello, evitar el impacto de estos desastres naturales, que, sabemos, llegarán otra vez el año próximo.

    La politización de las ayudas, el abandono estatal de estas poblaciones, pone en riesgo la vida de miles de personas a las que las une una única bandera, la de la pobreza que las golpea.