Hay islas de poder con discrecionalidad para regular los salarios, es la explicación de Francisco Rivera, presidente de la comisión de presupuesto del Congreso Nacional, al referirse a los sueldos de los ejecutivos de la Comisión para la Promoción de la Alianza Público-Privada (Coalianza). En ocasiones se hace referencia a lagunas legales, en esta ocasión con precisión y exactitud el concepto de isla, no terreno de náufragos, proporciona la imagen más cercana a la escandalosa e injusta realidad.
La causa del origen de estos cuasi feudos medievales no es otra que la creación de leyes orgánicas que no dependen del Código de Trabajo y del Servicio Civil agregó el congresista a quien; sin embargo, le faltó señalar el origen de semejantes monstruos, devoradores de la criatura justificadora de su existencia.
La publicación de LA PRENSA con fuente autorizada, el portal de la institución, goza de credibilidad de manera que el esfuerzo por desacreditar el trabajo periodístico no tiene pies ni cabeza y solo es producto del enojo generado por proporcionar la información que se halla en espacio oficial de la red.
Las reacciones en todos los niveles no se han hecho esperar. El titular del Poder Ejecutivo, Juan Orlando Hernández, ya ha salido al paso y desautoriza el desmedido aumento de 47,000 lempiras que dejaron ya en acta los comisionados anteriores. ¿Los motivos de tal desatino? Es la pregunta para una respuesta que no llegará.
“El presidente Hernández ha instruido que se revisen todos los salarios, incluso los aumentos que se aprobaron en el gobierno anterior”, es la voz oficial del secretario ejecutivo del Consejo de Ministros, Elba Díaz.
La revisión es más urgente y necesaria, pues se ha proclamado la austeridad como bandera de esta administración que es acompañada por el intento de aumentar los ingresos de manera que se ataque de frente y de lleno el talón de Aquiles del país: El déficit fiscal. De poco servirán los últimos éxitos publicitados de la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI) si los recursos se esfuman por los hoyos negros o esas islas demarcados del Código de Trabajo y del Servicio Civil.
La transparencia es una herramienta sumamente eficaz para iniciar el adecentamiento y la política de buen gobierno, de manera que pasemos el umbral de las sonrisas y las palabras para llegar a hechos tan reales y cercanos donde la sociedad sea protagonista de los logros y conciencia crítica de cada una de las decisiones y acciones en la administración pública.
En el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) se halla identificada la pesada carga en la espalda de los hondureños: aquellos para quienes el salario mínimo no alcanza; para quienes los impuestos limitan las posibilidades educativas de sus hijos y para muchísimos que han de comprar medicina, material médico o recurrir a laboratorios privados.