05/12/2025
02:54 PM

Las democracias
en crisis

    La victoria de la extrema derecha francesa en la primera ronda de los recientes comicios en Francia, confirma la tendencia global notoria tanto en el Primer como el Tercer Mundo, evidenciando los desequilibrios sistémicos que occidente enfrenta, que van desde migraciones masivas procedentes de África, América Latina, Asia, concentración de la riqueza y oportunidades en minorías influyentes en lo político y económico, globalización comercial y fuga de puestos de trabajo hacia naciones pobres con la percepción que la misma beneficia solamente a las élites, no a los asalariados.

    Tal descontento colectivo constituye campo fértil para el surgimiento de partidos populistas, demagogos, que captan tal malestar, prometiendo revertirlo, para lo cual exigen concentración de autoridad y poder en ellos y sus candidatos, obediencia absoluta a sus designios, cuestionando principios básicos de la democracia representativa: alternabilidad en el poder, equilibrios entre las tres ramas del Estado, rendimiento de cuentas, transparencia en la gestión publica.

    Esos cuestionamientos no son nuevos: estuvieron presentes tras la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión en que millones de desempleados optaron por respaldar el totalitarismo y militarismo en Alemania e Italia dando paso al nazismo y fascismo, en tanto en la Unión Soviética se consolidó el “socialismo real”, desembocando en la Segunda Guerra Mundial, la hecatombe de mayor dimensión que ha enfrentado la humanidad.

    El racismo, la xenofobia, la intolerancia, el fanatismo, la búsqueda de enemigos internos y externos se repiten actualmente.

    Hoy gobiernan las extremas derechas en Italia, Holanda, Hungría, y crecen rápidamente en Estados Unidos, España, el Parlamento Europeo, en tanto las izquierdas radicales gobiernan en Cuba, Nicaragua, Venezuela, reprimiendo a las disidencias civiles y religiosas que se atreven, a riesgo de su libertad, a cuestionarlas.

    Las democracias están obligadas a autoevaluarse críticamente, corrigiendo deformaciones que han posibilitado cuestionamientos y reclamos por parte de los gobernados, generando en el proceso crisis de credibilidad.

    El tiempo avanza velozmente, lo que implica que el aquí y ahora revista máxima atención y prioridad.

    Caso contrario, de democracias pasarán a ser plutocracias rechazadas por sus ciudadanos (as), que otorgarán respaldos y lealtades a inescrupulosos, manipuladores, falsos profetas, dictadores, amorales.