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Gran desafío

  • 13 diciembre 2019 /

    No solo no está mal o es vana ilusión, sino que es una necesidad real que no debe estar sometida a la moda o al empuje coyuntural del momento, sino a la adopción de un compromiso colectivo que se inicia con la concienciación y sigue con acciones concretas respaldadas con el menor número de palabras y presentaciones con fines ajenos o contrarios a los objetivos propuestos según intereses del conjunto.

    Nos referimos al titular de LA PRENSA en su edición del martes, “En 2020 comenzará la descarbonización”. Sin duda que la información habrá sonado a mensaje extraterrestre, puesto que el primer esfuerzo en la descarbonización habrá de estar dirigido a mente de todos los hondureños, pues hasta la más elemental exigencia en defensa del ambiente es calificada de carga onerosa para la que hay mil excusas.

    Es correcto enfocar políticas de Estado, no solo de Gobierno, de organizaciones no gubernamentales, ni de actividades educativas o empresariales, que servirán de respaldo, pero es urgente y necesario que Honduras cree y desarrolle un proyecto en el que se cifre la calidad de vida en el mejoramiento de los ecosistemas. De lo contrario, el deterioro será tal que evidencie el nulo o bajo nivel en la prevención y mitigación de los daños originados por el cambio climático.

    Es tan novedosa y desconocida la iniciativa que es bienvenida la ayuda técnica, en este caso de Costa Rica, país del istmo ejemplar en la defensa de sus recursos naturales y en el uso de los espacios protegidos. Hay que mencionar la emisión de gases, pero más inmediato a nosotros será rescatar, proteger y aumentar las fuentes de oxígeno y de agua; es decir, los bosques, que en la temporada estival arden, por lo que es necesario sembrar, pero, más urgente, detener su destrucción.

    En la capital de España se desarrolló la cumbre sobre el cambio climático con el desplante de los dos mayores contaminadores, China y Estados Unidos, pero con la presencia de una masiva fuerza joven que clama por su futuro, hoy en entredicho según la ciencia por la prevalencia de la economía, el comercio, el consumismo y el saqueo sin medida de los recursos naturales.

    Hay que cerrar filas, pero la primera trinchera a ocupar es la mental, a la que seguirá la educación sostenible, el ejemplo en la familia y el compromiso real, no de campaña, de funcionarios y políticos por una Honduras verde, descarbonizada e impulsora de la calidad de vida en todas sus manifestaciones.