El actual Gobierno, desde la toma de posesión, nombró funcionarios a cargo de ministerios y direcciones tomando en cuenta para su selección criterios estrictamente partidarios, relegando a un segundo plano su idoneidad y competencia para asumir responsabilidades, poseedores de capacidad ejecutiva para planificar y poner en práctica lo deseado por la titular del Ejecutivo con eficiencia, prontitud y habilidad de resolver conflictos antes de que se desencadenen y se agraven.