24/04/2024
03:04 PM

Dolor, duelo, desolación

    Diariamente más familias se suman a aquellas que han perdido seres queridos a manos de la criminalidad, cada día en vertiginoso ascenso.

    Madres y padres cuyos hijos e hijas han sucumbido ante la violencia, esposas a sus maridos, novias a sus amados, hermanas a sus hermanas, trochadas de un tajo sus existencias, pasando súbitamente de la alegría al llanto, de la unión a la soledad, de la protección a la orfandad.

    Vidas compartidas durante años son destruidas por el brazo del asesino, transformando dicha en sufrimiento y luto.

    Se preguntan: ¿por qué a nosotros? Interrogante que en muchas ocasiones queda sin respuesta, tan solo contestada por el hermético silencio.

    Sentimientos encontrados de indignación, indefensión, incertidumbre, temiendo a las represalias. Queda en la mente y el espíritu un enorme vacío y una sangrante herida, inmensa, profunda, difícil si no imposible de restañar, en que la curiosidad morbosa del prójimo se entremezcla con la solidaria piedad.

    Compatriotas de diversas edades, género, condición económica, social, cultural, caen abatidos ayer, hoy, mañana: estudiantes, migrantes, ambientalistas, empresarios, campesinos, policías, guardias de seguridad, motoristas, testigos, mareros arrepentidos, gays, lesbianas, entre otros.

    La gran mayoría de tales homicidios y feminicidios quedan sepultados en la impunidad, una cifra más en los laberintos de la violencia e indefensión.

    ¿Qué hacer?, ¿continuaremos inmersos en una espiral sin fin, atrapados sin salida por las redes delictivas? Proliferan armas de fuego en manos de particulares, continúan decomisándose en la aduana de Puerto Cortés procedentes de Estados Unidos, remitidas a Copán y Colón, departamentos altamente infiltrados por el narcotráfico.

    Se requieren nuevos enfoques y estrategias preventivas y disuasivas, que incluyan tanto prevención, coerción, rehabilitación, reinserción social, con respeto a los derechos humanos, con participación ciudadana, con reacción policial inmediata, generando empleo, profesionalización e independencia de los órganos de investigación criminal, control efectivo del negocio y portación de armas de fuego, armonizando el sistema de justicia penal con las fuerzas de seguridad.

    Tal política debe entrar en vigencia de inmediato, ya que estamos en la antesala directa de la ingobernabilidad, el caos, el sálvese quien pueda.