Mañana se conmemora la fecha dedicada a los progenitores, ocasión propicia para formular algunas conclusiones pertinentes.
El convertirse en padre biológico es apenas el inicio de una trayectoria mucho más amplia, compleja, incluyente y permanente, ya que conlleva altas responsabilidades y deberes, obligaciones de diverso tipo, tanto afectivas, materiales, morales, compartidas con la madre de la prole que han traído a este mundo.
Tanto el como ella deber ser, simultáneamente, protectores, custodios, amigos y confidentes de sus vástagos, brindándoles en todo tiempo y circunstancia afecto, apoyo en la formación de valores, ternura, comprensión, en búsqueda de ser padres modelo en su comportamiento existencial, tanto en el ámbito privado como en el público, a efecto que los hijos e hijas encuentren en ellos fuente de inspiración y guía para orientarse a lo largo de sus años formativos como en su adultez.
Los hijos e hijas deben ver en sus padres al amigo en quien pueden confiar para comunicarle sus sueños, inquietudes, proyectos, ciertos que pueden recurrir a ellos en momentos de crisis, en búsqueda de consejos y orientaciones.
Las diferencias de edad no deben constituirse en barrera infranqueable al comunicarse entre ambos. El dialogo permanente es el mejor medio para tal propósito. No debe existir una brecha generacional.
Los padres deben evitar que sus hijos e hijas sean copia al carbón de ellos; por el contrario, deben estimular su individualidad, poseedores de personalidad distintiva.
Deben convertirse en el complemento del docente en la evolución académica de sus vástagos, pendientes siempre de sus avances, logros, dificultades en la enseñanza y aprendizaje.
Ser padre es un reto intemporal, en que cada día es una lección en la que se van adquiriendo nuevas experiencias, útiles para superar errores, rectificar equívocos, reencontrándose consigo mismo y con su familia.
Cuando deba aplicarse una sanción por faltas conductuales, debe explicarse la razón de la misma, nunca recurriendo a la violencia, a castigos corporales.La paternidad irresponsable continua presente en muchos varones, acostumbrados durante generaciones al machismo y promiscuidad sexual. Tal comportamiento incide directamente en sus descendientes.
