Se considera que en esta figura penal se incluyen los homicidios en contra de las personas afiliadas a la diversidad sexual y racial. En nuestro medio, lamentablemente, deben incorporarse los ataques, letales o no, en contra de aficionados que no pertenecen al equipo de fútbol con el cual nos identificamos.
Tales delitos van aumentando en diversas localidades del país, perpetrados por personas fanáticas, obnubiladas por una visión dicotómica que percibe al otro como el rival que debe ser silenciado por cualquier medio, ya que es visto como enemigo antes que como ser humano, en libertad de escoger a la oncena favorita cuando la misma no es la nuestra.
También han recibido agresiones los árbitros cuando sus fallos son vistos como parcializados, perjudicando a uno para favorecer al otro. Tampoco los jugadores y entrenadores están exentos de ser agredidos por los exaltados. El más reciente hecho de sangre, ocurrido en San Pedro Sula, tras la final entre los equipos Marathón y Olimpia, favorable a este, cobró la vida del joven profesional Kevin Moisés Fúnez Reyes al ser baleado desde un auto, impactando los disparos en su cabeza, provocándole la muerte tres días después. Su boda estaba programada para este diciembre.
Ha sido eliminado un prometedor compatriota, dejando dolor y luto entre sus familiares y amistades, todo por la irracional conducta de desquiciados, que de no ser arrestados pueden volver a repetir su conducta criminal en el futuro.
Con toda razón y derecho, sus seres queridos claman por la aplicación de justicia, exigiendo a las autoridades el esclarecimiento y captura de los culpables. Caso contrario, ese delito se sumará a los que quedan en la impunidad.
¿Por cuánto tiempo más continuará este ambiente de confrontación en las actividades deportivas?, mismas que son, y así deben ser, percibidas como acontecimientos lúdicos, recreativos, de esparcimiento para niños y adultos por igual, que permiten la sana diversión, bien como actores o espectadores.
No es casual que la asistencia a estadios y canchas se ha reducido ante la posibilidad real de sufrir atropellos y agresiones por parte de personas fanatizadas que derivan placer de causar daño a sus semejantes.
Es de esperar que la introducción de la tecnología conocida como VAR contribuya a llevar paz y sosiego en las competencias de los equipos afiliados a las distintas ligas del balompié.