“El que parte y reparte se queda con la mejor, mayor, parte” es la advertencia de la sabiduría popular que para el pueblo hondureño es bofetada diaria que funcionarios se han acostumbrado a dar sin que haya repuesta efectiva para eliminar el saqueo de unos pocos y la dificilísima supervivencia de la gran mayoría. Lo legal puede ser muy legal, pero al mismo tiempo injusticia descarnada en evidencia por carencia de medicamentos, escasez de especialista, edificios y mobiliario sin mantenimiento pese a los años de uso.
No es teoría, sino el conocimiento exacto que dan fuentes oficiales sobre la asignación de recursos con fuerte empuje al alza pese al discurso demagógico como aquella dogmática expresión del director del Instituto Hondureño de Seguridad Social. “No tenemos tantas oportunidades porque los salarios nuestros no son los mejores”. Se refería el funcionario a los pocos especialistas que se hallan en la planilla de la institución.
Le faltó completar las palabras anteriores con un “excepto el mío”. El Instituto de Acceso a la Información Pública presenta reveladora noticia, el contraste más trágico con la atención proporcionada a los derechohabientes que no hallan cómo conseguir citas oportunas y pronta, recibir medicamentos y disponer de instalaciones apropiadas para consulta, hospitalización y rehabilitación.
En concreto, el documento oficial señala que el director Gaspar Rodríguez recibió un aumento de 64,152.7, bofetada en pleno rostro para los miles de pacientes que “se las ven y desean” para ser atendidos. Legal puede ser, pero evidente injusticia, pues el deterioro es acelerado, “creyendo que la solución es dejar morir el IHSS, el peor error”, señaló el doctor y diputado Carlos Umaña. También recibieron una muestra de “consuelo” los miembros de la directiva, cuya misión es velar por la institución y defender los derechos de los que cotizan porque son delegados de trabajadores, empresarios, médicos y políticos, aunque estos últimos son cuestión aparte.
En síntesis: “No hay derecho”, pero con tanta manipulación de los supuestos escasos recursos en las dependencias de la administración pública, lo del Seguro es poco menos, pero con la garantía para los funcionarios de la debilidad o carencia del rendimiento de cuenta. Todo pasa sin que les pase nada, por lo menos mientras el color gobierne después vendrán las voces de escándalo, aunque “hoy por ti, mañana por mí” pero el sufrimiento del pueblo sigue.
De la infraestructura hay mucho qué decir, pues en el caso de la regional del norte son décadas en que se han ido tirando paredes para ampliar, pero ni un centímetro ha ganado el hospital para atender a la creciente población trabajadora y sus dependientes. Como filas, cuando surgen denuncias, aparece la promesa de un nuevo hospital con terreno “olvidado” desde hace décadas.