16/06/2024
01:30 AM

Causas y modalidades de la corrupción

    ¿Qué factores motivan a una persona y/o a un grupo humano a delinquir, apartándose de la honestidad y rectitud, para incursionar en la criminalidad? Juristas, sociólogos, psicólogos, han formulado diversas teorías al respecto, ya que las motivaciones son múltiples, entre ellas el deseo de adquirir riqueza y poder de manera rápida y fácil; el abandonar la pobreza para alcanzar fortuna, las presiones grupales, la incapacidad para ganarse el sustento cotidiano en el trabajo rutinario, el deseo de figurar como hombre o mujer influyente en política y sociedad, admirada, adulada. “Se las sabe todas”, “entiende el trámite” , son expresiones frecuentemente escuchadas para elogiar y exaltar a quien, de manera súbita e inexplicable, ha acumulado bienes materiales, desconociendo su origen.

    Un denominador común es la codicia, la que sepulta escrúpulos éticos y morales, descartando los valores inculcados en el seno familiar y escolar, para renegar de ellos e iniciar una vida fácil, de ostentación y derroche. Para ello, se utilizan procedimientos que pueden llegar incluso a la eliminación física de quienes se interponen en sus designios. Cualquier remordimiento queda descartado, transformándose en alguien insensible ante el sufrimiento y dolor provocados por su conducta y accionar.

    ¿Modalidades? Infinitas: sustracción de fondos públicos y/o privados, soborno, chantaje, narcotráfico, tráfico de personas e influencias, contrabando, lavado de activos, nepotismo, abuso de poder, usura, prostitución, sicariato, quiebra fraudulenta. Esas estrategias de lucro instantáneo no son exclusivas de determinado grupo o nacionalidad: un corte transversal incluye desde personas de modesta extracción socioeconómica hasta potentados, civiles, uniformados, empresarios (as), funcionarios gubernamentales.

    Cuando ocasionalmente el o la infractora es investigado, arrestado y vencido en juicio, encuentra maneras de racionalizar su comportamiento, atribuyéndolo a otros, pero sin aceptar su propia responsabilidad. No admite que su condena puede transformarse en la expiación de su pasado para, al ser liberado, rectificar sus malos pasos y reiniciar una vida distinta a la anterior, con trabajo cotidiano para poder reinsertarse en las rutas de la honestidad e integridad.

    Resulta altamente preocupante que nuestro país esta crecientemente secuestrado por malvivientes de todo tipo, que actúan en total impunidad, denigrando a los medios de comunicación que revelan sus andanzas y a la sociedad civil que también da a conocer sus ilícitos. Se dan por ofendidos, entablan demandas judiciales, contando para ello con aliados (as) en los tribunales de justicia, se amparan en inmunidades, emiten leyes ad hoc, disminuyen las sanciones incluidas en el Código Penal, todo con el fin de blindarse y continuar delinquiendo.