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Acaba al terminar

  • 19 diciembre 2021 /

    La de nunca acabar es no solo por el paso en el recuento de votos, sino por la lluvia de denuncias y lamentos de “perdedores” para quienes, como señala el dicho, “no se acaba hasta que no se termina”. Y aún después habrá cuerda, pues la terminación oficial dará paso a la proliferación de señalamientos con los que el mayor perjuicio recaerá en la confianza recuperada del organismo electoral. Y es que cuatro años o más en el Congreso o en el fantasma del organismo, diz que legislativo, regional es más que un premio.

    Las mañas y aquello de los caminos torcidos, en el lenguaje llano del pueblo, no desaparecen con varita mágica sino, como recién expresa una consejera, con ejemplar lección que hasta los más “dundos” entiendan. El camino de la impunidad en el campo electoral está llegando a su fin y ni electos ni electores queden con sonrisa batiente al atentar contra la voluntad del pueblo.

    Hay un partido más alborotador de manera que cuando no es uno de sus miembros es otro, siguen manteniendo la inquietud y alzan bandera con un “no nos quedaremos callados... terminar con el fraude electoral”. Claro que la sumisión y el silencio no son buenos en la vida política, pero la responsabilidad exige tener los pelos en mano para señalar el color.

    Lo del voto por voto va a la velocidad de carreta y cuanto más tarden en el recuento, en la comprobación de las actas y en el hallazgo de inconsistencias mayor la desconfianza a un final que el pueblo escribió feliz el domingo de las elecciones, pero hubo, hay y habrá lío. Falta aún aquello de las impugnaciones, reposiciones si son necesarias y apelaciones. Todo ello una maraña quizá hasta necesaria, por los antecedentes de décadas cuya eliminación debe ser prioridad cada cuatro años.

    Hay que reconocer la transparencia, pero sobre todo el comportamiento del electorado, y en nombre de su conducta ejemplar es que debe acelerarse el recuento y los siguientes pasos para la declaratoria oficial de resultados. Y punto final, nos vemos en cuatro años, porque es lo que marca la democracia representativa. Falta, sin embargo, la participación ciudadana en hechos trascendentales. No dejar a partidos y políticos aquellos asuntos prioritarios de la vida nacional con actuación pasiva viendo y consintiendo con escasas voces disonantes.

    La ley establece 30 días para la declaratoria, “por lo cual damos la certeza que esta se emitirá una vez contada y verificada hasta la última acta”, señala el presidente del CNE. ¡Bonito! Aceleren, sin embargo, para que se “termine al acabar”.