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Derogados

  • 03 junio 2019 /

Salud y educación, en estado endémico, exigen con urgencia una atención, relegada por décadas, en perjuicio de una población excluida con escasos recursos para subsistir.

    Se pasó página o, más bien, se eliminó página, y ahora habrá que poner la vista, el oído y los brazos para la acción en esos nuevos espacios que se abren y llegan para atender los mandatos legales y las exigencias de quienes se lanzaron a las calles para que los decretos ejecutivos polémicos en las áreas de salud y educación fueran derogados.

    Se cumplió el objetivo y ahora llega el cumplimiento de compromisos sobre los que advertimos recientemente, ya que uno de los mayores obstáculos anteriormente y ahora es la desconfianza, la escasa credibilidad que reviste una agenda no tan oculta.

    Se procede en cada uno de estos PCM, que se han aprobado el día de hoy, a la derogación de los PCM, que han sido objeto de discusión en este debate que hemos sostenido”. Es la síntesis de la decisión oficial que establece claramente dejar el pasado en el pasado y convocar al trazado de nueva ruta en dos de las más fundamentales áreas para el mejoramiento de la calidad de la vida de los hondureños. Salud y educación, en estado endémico, exigen con urgencia una atención, relegada por décadas, en perjuicio de una población excluida con escasos recursos para subsistir.

    El Gobierno anuncia la aprobación de dos nuevos PCM, derogados los generadores de las protestas, “uno para el sector Educación y otro para el sector Salud, que incluyan en primer lugar la instalación de una mesa de trabajo para el mejoramiento de la calidad de educación pública, que debe ser gratuita..., y también una mesa de trabajo para el mejoramiento de la calidad de la salud pública, que también debe ser gratuita, en un esquema de participación de los diferentes sectores de la sociedad”.

    Ojalá desaparezcan las barreras, no la pluralidad ni las divergencias, tan necesarias para el enriquecimiento del diálogo, la aproximación a las soluciones y el compromiso sincero de cumplir cuanto se acuerde para proporcionar a los más necesitados y ejercicio de su derecho a la educación con personal docente preparado, con instalaciones seguras y con material didáctico, respaldo necesario a los maestros. Una visión similar en los hospitales, donde la mora quirúrgica ahoga la esperanza de los pacientes y familiares y la escasez de medicamentos y material hospitalario multiplica el calvario de las consultas.

    Hablando se entiende la gente y, aunque tras posiciones e intereses personales y gremiales se juegan cartas, en temas tan fundamentales, salud y educación, es hora del compromiso universal, incluyente, no de Gobierno, sino de Estado, tal y como se establece en la Constitución.