¡Si tan solo fuera diferente¡ dicen algunas mujeres al verse al espejo, y saben que lo peor que puede sucederte, es que una mujer no se guste, ni se acepte así misma. Conozco a muchas mujeres que llegan a la tercera edad peleando con su color de cabello, con sus piernas, con su busto, con su nariz y sus ojos y caen en la trampa de los implantes para quedar algunas veces irreconocibles.
Admiro a las mujeres que siempre andan contentas con su apariencia y sus talentos. Y más, a aquellas que se sienten muy hijas de Dios y caminan con una seguridad que no tiene nada de artificial o postiza, pues están seguras que se sienten felices y reconciliadas con su figura. Personalmente me siento una mujer feliz, pero estoy consciente de que debo cuidarme y a veces me siento desalentada y abatida por los achaques de última moda, y por eso hay veces que necesitamos que nos griten: ¡Mujer levántate... A ti te lo digo¡
Es cuando necesitamos un reencuentro con el amor y los sentimientos de ternura que nos debe inspirar ese llamado de levantarnos de la postración temporal o permanente que nos permita decirle adiós a los miedos y complejos que nos afligen. Mírate todos los días como un milagro, aunque a veces tu espejo y tu estado de ánimo te digan lo contrario, eres hija del amor de Dios.
Tu verdadera belleza se nota en la luz de tu mirada, en tu sonrisa, cuando ames con sinceridad, la mujer que hay en ti y contribuyas a la sanación de otros y otras. Debes aprender a tomar decisiones por ti misma, no tengas miedo de fracasar o fallar, pero debes estudiar, leer, no llenar tus momentos con novelas vacías, programas, libros o juegos de azar que no te dejan nada. Adopta la Biblia como un libro diario.
Hay momentos en que no todo es éxito. No te insultes a ti misma con expresiones como tonta, inútil. El inconsciente tiene una capacidad enorme para creérselo. Corrígete, ¿acaso a veces no te ríes de tus propios errores? Aprende a hacerlo y verás qué libertad sientes. No te aflijas porque empiezas a olvidar cosas. Eso pasa con todas. Repite tres veces cada cosa que hagas o tengas que hacer y recupera tu memoria lentamente.
La autoestima es una de las funciones humanas más importantes – es amor incondicional que tu familia, tus amigos y amigas y todos los que te rodean, y un reflejo del amor de Dios. Sean testigos de ello en cualquier lugar en que se encuentren. Proverbios 31:10,29-30: “Mujer virtuosa, ¿Dónde encontrarla? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
Muchas mujeres hicieron el bien pero tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme al Señor, esa será alabada. (enviado por S. Molina).
Esta semana sigo hablando de la mujer porque por mucho que hable de ella, nunca es suficiente para alabar sus virtudes y apreciar su trabajo en nuestra sociedad. Mujeres hondureñas nos sentimos orgullosas de ustedes.