01/04/2025
01:27 PM

¡Un médico, por favor!

Renán Martínez

Hablemos en lenguaje figurado. A esta hora, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ya debe haberse quitado la vestimenta morazánica que lució en su segunda toma de posesión el pasado sábado, y puesto su gabacha de médico para continuar el tratamiento de su país que ha venido padeciendo los mismos males de Honduras.

Con su acostumbrado lenguaje coloquial, el mandatario cuscatleco, en el discurso inmediato a su investidura, comparó a El Salvador con un paciente que sigue enfermo aún después de que él lo curó del cáncer de la violencia generado por las pandillas o maras. Este tumor maligno brotó en el hermano país después que terminara el conflicto bélico entre el ejército y la guerrilla, con la llegada de jóvenes deportados de Estados Unidos por ser pandilleros. Rápidamente las células cancerosas fueron corrompiendo el tejido social de El Salvador y extendiéndose a los países vecinos hasta convertirse en un mal crónico que bien pudo haber sido detenido en su etapa temprana.

A la primera de estas agrupaciones criminales se le llamó mara en referencia a las marabuntas, unas enormes hormigas carnívoras que atacan en masa. Ahora que Bukele extirpó ese flagelo mediante procedimientos drásticos, se dispone a curar al país de la mala economía aunque la medicina que haya que dar quizá sea también amarga, según su discurso.

El modelo Bukele lo quieren para sí otros países como Honduras que siguen aterrorizados por el fantasma de la inseguridad, pero sus gobiernos no se atreven a copiarlo al carbón quizá por considerar que perderían originalidad en su manera de combatir la violencia. Sin embargo, no descartamos que la presidente Xiomara Castro, quien conversó con el mandatario salvadoreño antes de los actos de toma de posesión, haya sacado a colación el tema y que Bukele le haya revelado algunos tips sobre sus efectivos procedimientos contra las maras. Castro también debió preguntarle al mandatario reelecto cuál es la medicina amarga que aplicará para mejorar la economía del país tomando en cuenta que esta es otra de las agudas dolencias de Honduras. Los precandidatos presidenciales Salvador Nasralla y Jorge Cálix, que ya andan en campaña, han sido, hasta el momento, los únicos que han ofrecido implementar estrategias similares a las de Bukele para erradicar con mano dura el carcinoma de las maras. Está bien seguir los buenos ejemplos de donde vengan, pero en este caso en particular, quien busque emular a Bukele debe tomar en cuenta que cada paciente puede requerir un tratamiento distinto aunque padezcan la misma enfermedad. Por ejemplo, en Honduras primero se debe adecentar la policía para evitar que oficiales o agentes se coluden con los criminales. Lo mismo debe hacerse al sistema judicial a fin de que ningún juez ponga en libertad a los culpables por el tilín tilín de la plata.