Entre los siglos XVII y mediados del XX, la antropología se refería a las razas humanas como aquellas a las cuales formaban parte los distintos grupos en que se dividía la especie humana, pero a partir de 1960 esta clasificación fue cayendo en desuso con la llegada de nuevas corrientes, hasta el grado que hoy en día son escasas las revistas científicas que continúan utilizando categorías raciales basadas en el color de la piel, características del cabello u otros aspectos visibles del individuo, sosteniéndose a partir de entonces que la especie humana no tiene razas y es una sola.
¿Cómo es esto? La comunidad científica se basa para enfatizar que solo existe una raza, la humana, partiendo de los estudios de ADN que demuestran que no hay diferencias entre un negro, un caucásico o un chino. El concepto de raza –dicen los estudiosos de estos temas– es construido por las percepciones y la historia, sin base real, aseverando algunos que las diferencias son puramente culturales y no biológicas.
Opuesto a estas consideraciones, el racismo torciendo los estudios históricos viene usando conclusiones seudocientíficas para enfrentar o, más aún, discriminar a los grupos humanos diferentes a los suyos. Modernamente, los grupos racistas asentados generalmente en los Estados Unidos y sus aberrantes teorías que categorizan a los seres humanos han tenido un gran declive y el rechazo absoluto, a tal grado que al hacerlo con propósitos racistas se comete un delito tipificado en la mayoría de legislaciones del mundo.
Con todo, el racismo todavía existe, como acontece con el terrorífico Ku Klux Klan, formado por distintas agrupaciones de extrema derecha fundadas al finalizar la guerra de Secesión principalmente contra los descendientes afroamericanos, contra quienes ejercen su violencia de odio, lo mismo contra los judíos, y entendemos también que contra los latinos o hispanos. Lo acabamos de constatar con los disturbios provocados por los autodenominados “supremacistas blancos” en Virginia, protestando por el plan del ayuntamiento de la ciudad para retirar la estatua del general Robert Lee, que luchó en la guerra civil y que ha sido vinculado a la esclavitud de los negros, y que también, en consonancia, fue retirado del campus de la Universidad de Texas.
Afortunadamente existe una conciencia de rechazo de estos grupos y de lo que representan. Lo demuestra la gran marcha realizada hace cinco días en la ciudad de Boston contra cualquier forma de racismo y la discriminación, haciendo énfasis en que los Estados Unidos es un país de inmigrantes en donde todos tienen los mismos derechos, como así ha sido resuelto jurisprudencialmente por la Corte Suprema del país.
