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Punto de
no retorno

  • 22 mayo 2023 /

Según la Organización Meteorológica Mundial es probable que el planeta supere por primera vez un umbral climático clave de aquí al año 2027, es decir, en apenas 5 años, esto debido a la combinación de la contaminación que atrapa el calor y el inminente fenómeno de El Niño. Es evidente que las temperaturas globales se han disparado a niveles terribles y a su vez, el mundo sigue quemando combustibles fósiles que calientan la brasa del planeta: carbón, gas y petróleo son la leña en el fuego de las altas temperaturas que sufrimos ahora, y la mala noticia es que al parecer es una tendencia sin freno. Según la organización arriba mencionada entre 2023 y 2027 habrá un 66% de probabilidades de que la temperatura global supere los 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales permitidos; ello traerá seguramente que uno de los años siguientes sea el más cálido registrado en el planeta.

A nivel doméstico la historia se replica de manera realmente preocupante, desde inicios del mes de abril hemos tenido temperaturas que oscilan entre los 35 y 40 grados centígrados en el clímax del día, provocando ante la ausencia de la lluvia una sequía intensa en el entorno ambiental. Las fuentes de agua están secas, los campos pierden las cosechas y por ende la producción de granos va en descenso, el impacto del cambio climático, del calentamiento global, y de la mano inmisericorde del hombre está comenzado a pasar factura a manera de hecatombe en la naturaleza. ¿Realmente sabemos lo que ello significa? ¿Conocemos las implicaciones económicas y sociales las cuales tienen impacto profundo en el declive ambiental? ¿Nos damos

cuenta que estamos por vivir fenómenos naturales con mayor intensidad como nunca antes en la historia y que solo en películas de ficción hemos observado? ¿Estamos listos para tsunamis, terremotos y huracanes cada vez más potentes que pondrán a prueba a la humanidad misma?

En este punto de no retorno es esencial que los Estados y Gobiernos tengan compromisos serios a través de políticas públicas eficientes para mitigar el daño directo que se provoca; aunque a decir verdad, esto es muy difícil, pues la carrera desbocada por el dinero que se gana de la explotación de la naturaleza es el que determina las agendas nacionales y globales.