La realidad es que podemos dejar hasta el último minuto todo, pero el tiempo jamás lo hará. Una de las razones más frecuentes es la ansiedad y preocupación, ya que paraliza, evitando pensar con claridad, y la idea es que en este estado se focaliza que algo negativo pasará. La indecisión es muy frecuente, nos enfrentamos a tantas opciones buenas que no es fácil tomar la más concreta; pero fundamental es tomar la decisión. Factores como la fatiga, distracción, pereza, apatía, perfeccionismo y resentimiento nos llevan a dejar por último.
La práctica nos muestra que las decisiones determinan destino. Nunca demos el tiempo por sentado, podemos decir como el salmista: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”, Salmo 90:12 RVR60. Las prioridades en su vida son como imanes, ya que entre más las tenga, más oportunidades vendrán.
No deje las cosas del mañana para pasado mañana, madrugar es un hábito, y este se vuelve una cultura. Solo la verdad trae la convicción necesaria para el cambio; su cuerpo ejercitado libera las endorfinas positivas y lo harán sentirse mejor, y la práctica de lectura es fundamental. “Leer es para la mente lo que el ejercicio es para el cuerpo”, Joseph Addison. El apóstol Juan escribió: “Amado yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma”: 3 Juan 2. Por último, la prosperidad no es tener dinero en el banco, facturas pagadas, es tener un cuerpo sano, mente sana y relaciones sanas.