Para su asombro, el tigre siguió llegando puntualmente, y la zorra sobrevivió. Lo interpretó como una señal de Dios, y decidió sentarse en lo más profundo del bosque, absortos en la bondad del Todopoderoso que proveería también su sustento. Pasaron los días, y la ayuda no llegó. El monje se debilitaba, pero su fe lo hacía persistir. La situación se volvió insoportable, y sintiendo que moría, clamó increpando a Dios: “He seguido tus señales, más veo que lo que haces con una simple zorra, no lo haces por uno de tus monjes, ¿por qué, señor, por qué?” Entonces escuchó una voz suave pero firme: “¡Ah hijo mío! Interpretaste mal mi mensaje. ¡Es el papel del tigre el que debiste asumir, no el de la zorra!”
Hoy en Honduras estamos sufriendo los embates de Eta. Las noticias revelan la magnitud de la tragedia. La gente que sufre la destrucción de sus casas ha llevado a decenas a refugiarse con parientes y a cientos a albergues temporales. Hay momentos en que parece que la lluvia nunca cesará y el sol no volverá a aparecer jamás. Cuando los ríos crecen y se desbordan nos preguntamos ¡Oh Dios! ¿Dónde estás hoy? La respuesta llegará si escuchamos atentamente. “¡Para estar presente cuento contigo!” Entonces comprenderemos que Dios trabajará a través de nosotros, de los que podamos hacerlo, y sentiremos en toda su intensidad la responsabilidad que nos confiere. Debemos comprender que son momentos de solidaridad, de ayudar a quien lo necesite. Y el hacerlo nos traerá el sentimiento de ser útiles en medio de la tragedia.
LO NEGATIVO: Sentir tanta conmiseración por nosotros mismos, que no comprendamos dónde está Dios hoy.
LO POSITIVO: Entender el mensaje, Dios cuenta con nosotros y nos pide jugar el papel del tigre, no el de la zorra.