La Nochebuena es el pórtico de la celebración de la Navidad, una de las fiestas más importantes para el mundo occidental, desde que este existe. Los cristianos celebramos el acontecimiento primigenio de nuestra redención, pues la cruz del Gólgota fue posible porque existió el pesebre de belén. San Basilio decía a los fieles: “Dios asume la carne precisamente para destruir la muerte escondida en ella. Como los antídotos de un veneno, una vez ingeridos, anulan sus efectos, y como las tinieblas de una casa se disipan a la luz del sol, así la muerte que dominaba sobre la naturaleza humana fue destruida por la presencia de Dios.
Y como el hielo permanece sólido en el agua mientras dura la noche y reinan las tinieblas, pero al calor del sol inmediatamente se deshace, así la muerte que había reinado hasta la venida de Cristo, en cuanto apareció la gracia de Dios Salvador y surgió el sol de justicia, “fue absorbida en la victoria” (1 Co 15, 54), al no poder coexistir con la Vida” (Homilía sobre el nacimiento de Cristo, 2: PG 31, 1461).
Por su parte San Juan afirma: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.” (Jn 3, 16) Este texto del cuarto evangelio nos recuerda el propósito de la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios, pero también es verdad que la Sagrada Escritura no revela el día exacto en que esto último sucedió.
Tampoco existe ninguna doctrina eclesial que sostenga una fecha específica como dogma de fe. La elección de la misma se debió en primer lugar a la necesidad que sintió la Iglesia, en algún punto de la historia, para elegir un día específico para celebrar el nacimiento del Salvador. Que no se limita a conmemorar hechos pasados, sino que, como hemos dicho antes, renueva más eficazmente la verdad de la encarnación y del nacimiento de Cristo y su misión redentora, que es permanente en el tiempo y no cambia.
Por otro lado, la celebración de la “ Dies natalis Nativitas”, cristianizó las Saturnalias o Fiestas de Saturno, culminando con el día del “Sol Invencible” el 25 de diciembre, en la que los paganos celebraban a los “dioses” Saturno y Apolo. Ahora bien, esto no significa que la Navidad sea de origen pagano porque su raíz y centro es Cristo, la otra cosa es que algunas personas la celebran de una manera pagana.No es menester comprar ropa y zapatos nuevos, ni gastar dinero innecesario para celebrar este día, abarrotando los centros comerciales y llenando de comida los refrigeradores y las mesas de los comedores.
La prioridad en cada hombre y mujer de buena voluntad debería ser, abrir y llenar la mente y el corazón, para ofrecerlo primero a Dios rebosado de conversión, y después a los hermanos colmados de generosidad y alegría. De esta manera, la Navidad hará de nuestra vida el mejor regalo que podemos ofrecer, al niño que nace, el Emmanuel, el Dios con nosotros.
