25/04/2024
03:46 PM

La Semana Mayor

Henry Asterio Rodríguez

Para muchos en nuestro país, la Semana Santa es sinónimo de vacaciones, de veraneo, de playa, sol, y excesos. No es la intención de este artículo dar un sermón respecto a ello, pero creo que es necesario recordar, no solo el porqué, sino el para qué celebramos este tiempo. Doy por supuesto que la mayoría de nosotros, al vivir en medio de una cultura, al menos de cierta influencia cristiana, conocemos que la razón primordial de estos días es hacer memorial de la Pasión (sufrimiento), muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Pero para los cristianos, esta celebración no se trata únicamente de un “recuerdo del pasado”, o de una simple remembranza, la palabra que he utilizado es “memorial” que en hebreo se dice “zikkaron” (Éx 13, 1-8), y en griego “Anamnesis” (Mc 14, 22-24). Tanto en el A.T. como en el N.T. Yahvé y Jesús, respectivamente, piden que se haga “Memorial” de sus Acciones, Gestos y Palabras de salvación, en medio del pueblo.

De esta manera, además de no ser olvidadas, conservarían su fuerza, vida, eficacia, dispensando su gracia salvífica a aquellos que se sumergieran en el acontecimiento que se conmemora, de forma celebrativa, litúrgica y sacramental. En consecuencia, para los católicos, el triduo Pascual, es decir, Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección (que comienza con la vigilia del sábado por la noche) son los días más sagrados e importantes del año, porque en ellos hacemos memorial del acto de amor más grande de Dios, actualizando en nosotros su efecto salvador. Son días de precepto, en los que no asistir a misa, de forma injustificada, es considerado un pecado mortal, de acuerdo al catecismo no. 2181.

La Semana Santa ha de vivirse por todos como un tiempo privilegiado para agradecer al Señor el misterio de la redención, para buscar el recogimiento interior, haciendo fructificar las prácticas cuaresmales, y corresponder a todas las gracias obtenidas por Jesucristo, desde una vivencia consiente, activa y agradecida. Y es que este año tenemos razones de más para agradecer, pues volveremos a participar en las procesiones, habrá mayor aforo en los templos para asistir en familia, y además de rogar por la paz en el mundo, seremos conscientes de la valiosa oportunidad que es poder vivir otra semana mayor, después de haber pasado una pandemia, que aún sigue dando batalla. Ojalá que al celebrar este memorial, renovemos nuestra fe y nuestra relación con Dios, que nos ha amado y enviado su hijo, para salvación de muchos.