Alcino de Mendoza fue director de Dale Carnegie Training en Portugal. Nació en África y se inició en Laurenco Marques, Mozambique. Y fue allí adonde él escuchó la extraña lección de la hormiga africana. Años más tarde me la contó en Barcelona.
Resulta que las hormigas estaban furiosas con el elefante. Las mataba sin piedad cuando pasaba con sus pesadas patas por el hormiguero; parecía no darse cuenta de la destrucción que causaba.
Pero un día decidieron ponerle fin a esa desastrosa situación. Se reunieron en consejo de emergencia. Acudieron todas las hormigas de la comarca. Y dispusieron por unanimidad atacar al paquidermo. Se lanzaron al ataque. Su misión era clara: destruir al destructor mastodonte. No tardaron en hallarlo.
Tranquilo caminaba por el sendero, ignorante de la sentencia de muerte que pesaba sobre él.
Las hormigas iniciaron la ofensiva. Diez mil comenzaron a trepar por una pata delantera, y otras diez mil por cada una de las traseras. El enorme animal sintió el cosquilleo y sacudió la piel. Nueve mil hormigas de cada pata rodaron por tierra. Pero mil continuaron la marcha. Una nueva sacudida hizo rodar novecientas en cada una de las columnas de ataque. Cien en cada frente de guerra marcharon sin pestañear a su objetivo. Otra sacudida y solamente una quedó en su misión, aferrada al cuello del paquidermo. Y cuenta la historia que en medio de la selva se podían escuchar los gritos alentadores de las restantes diecinueve mil novecientas noventa y nueve hormigas, clamando a coro: ¡Ahórcalo, hermana, ahórcalo rápido! No cuenta la historia si logró ahorcarlo. Sin embargo, yo admiro a esa hormiga porque estaba haciendo su mejor esfuerzo.
Contrariamente, todos los días podemos observar gente haciendo aburridamente su menor esfuerzo. No se percatan del enorme potencial de desarrollo y progreso que hay en hacer consistentemente el mejor de nuestros esfuerzos. William James dijo: “Comparar lo que el hombre hace con lo que puede hacer es como comparar la superficie del mar con su enorme profundidad”.
LO NEGATIVO: Usar mediocremente nuestros talentos por pereza o por ignorancia.
LO POSITIVO: Hacer siempre nuestro mejor esfuerzo. Crecer así por el uso constante de nuestras capacidades y talentos.
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