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Implementación de un proyecto

  • 25 diciembre 2022 /
José Azcona

La línea entre la escogencia e implementación de un proyecto es difusa. Al iniciar las actividades, se puede requerir modificar, expandir, cancelar, o variar de cualquier forma.

Esta flexibilidad es muy importante en esta fase inicial de implementación. Para esquematizarlo definimos tres etapas de implementación: la planificación, la ejecución preoperativa, y el lanzamiento.

Para iniciar, prima la necesidad de tomar acciones reversibles, privadas, y de bajo costo. Esto incluye toda la preparación personal necesaria (académica, técnica, y de campo), el sondeo o búsqueda de contrapartes (potenciales socios, plataformas, clientes, proveedores, etc.) sin compromiso, y una definición de tareas con secuencias.

Generalmente, trabaja de forma privada la persona o equipo inicial. Mucho de lo que puede ocurrir en esta etapa puede causar una variación importante en la visión inicial.

Es importante tener una mente abierta y flexible a los cambios y la nueva información. La ventaja de no hacer compromisos o declaraciones públicas es que los costos de modificar o cambiar son reducidos. Si existen dudas importantes sobre la viabilidad o giro, deben ser atendidas aquí y no avanzar hasta superarlas con algún grado de confianza.

Esta etapa no es tan sensible al tiempo, y existe muy poco costo de desistir de la actividad. Por tanto, se debe aprovechar este espacio seguro para avanzar lo más posible con todas estas actividades. La regla debe de ser, todo lo que se pueda aprender o planificar no debe de esperar la etapa siguiente.

Una vez que se tiene confianza en el trabajo de planificación preliminar, se puede pasar a la siguiente etapa. En esta, ya se puede trabajar abiertamente con contrapartes externas y tomar acciones que sean visibles a terceros.