08/10/2024
07:29 PM

Iguales ante Dios

Jibsam Melgares

En algunas ocasiones se ha tildado a la Biblia de ser un libro machista. Sin embargo, consideramos que es una crítica injusta. Permítanme explicar esto. En los primeros dos capítulos del Génesis, los cuales narran el tiempo cuando el pecado no había aparecido en el mundo, podemos apreciar claramente que, en el diseño original de Dios, el hombre y la mujer fueron creados iguales: en dignidad, en ser portadores de la imagen divina y en ser responsables ante su Creador (Génesis 1:26-30). Por eso en los famosos mandatos de fructificar y sojuzgar la tierra que Dios le da a la primera pareja, el verbo está en plural, porque dicha responsabilidad era de ambos (Génesis 1:28).

En el capítulo 2 del Génesis, cuando Dios decide otorgarle la “ayuda idónea” al hombre que sufría en soledad, Él crea a la mujer (2:18). Pero no con el fin de brindarle una ayuda servil, ni tampoco una empleada doméstica, como bien señala Esteban Voth. La ayuda idónea sería aquella persona que le complementaría perfectamente, para que juntos pudieran proveerse de comunión y del apoyo necesario para vivir en plenitud. Sería una asistencia que suministra aquello que la otra persona carece o se le hace imposible realizar; en otras palabras, el complemento perfecto.

De acuerdo al relato de 2:21, Eva fue creada de una de las costillas de Adán. Matthew Henry comenta al respecto: “…no fue hecha de su cabeza, como para tener dominio sobre él; ni de sus pies, como para ser pisoteada por él; sino de su costado, para ser igual a él, de debajo de su brazo para ser protegida, y de junto a su corazón para ser amada”.

¿Cuál es, pues, el origen del machismo según la Biblia? El pecado humano (Génesis 3:16). Fue cuando la raza humana le dio la espalda a su Creador que inició la explotación, el abuso y la discriminación de la mujer por parte del hombre.

Pero el plan original nunca fue este, ni sigue siéndolo.