“Nunca los huracanes apagarán tu antorcha, eterna como el amor”: José Santos Chocano. Todo huracán se forma de la interacción entre el mar y la atmósfera, es un proceso que implica la combinación de aire cálido, humedad y vientos. El aire caliente es uno de los factores importantes para la formación de huracanes, estos aires son fuente de energía que activa los eventos meteorológicos y cuando el aire cálido asciende, se enfría y libera su humedad, formando nubes y precipitaciones, la humedad es otro componente fundamental de los huracanes, ya que esto contribuye a formar las nubes y las tormentas. Cuando el aire fresco se va calentando y absorbiendo la humedad, comienza a ascender y a formar nubes, iniciando el ciclo de formación del huracán. Los vientos son otro componente que ponen el punto final a todo, estos son generados por la rotación de la tierra e importantes para la formación y mantenimiento del huracán; a medida que la tormenta se va fortaleciendo, los vientos comienzan a girar en sentido contrario, a las agujas del reloj en el hemisferio norte y en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur. Las etapas del huracán son la depresión tropical, tormenta tropical y huracán; los cuales se clasifican desde categoría 1 hasta 5 según la escala Saffir- Simpson. Estos vienen desde tiempos bíblicos “Pero no mucho después, dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón”. Hechos 27:14. RVR60. Los huracanes no solo dejan destrucción, sino debemos ver que hay beneficios como ser mitigar la sequía, limpiar los ríos y arroyos y mantienen llenas las represas. El apóstol Pablo considera que los sufrimientos del tiempo presente no son dignos de ser comparados con lo que ha de ser manifestado. Si está pasando momentos calientes que sientes que te hierve la sangre, sudor y vientos duros, avanza y por favor nunca desmayar.