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¡Felicidades!

  • 24 enero 2020 /

La conmemoración y también celebración del Día de la Mujer marca en el calendario cívico una jornada necesaria e importante para reconocer el camino recorrido desde mediados del siglo pasado y lo mucho que falta por recorrer para el reconocimiento con equidad de los derechos de la mujer en igualdad con los de los hombres para confluir en una sola meta, derechos humanos, sobre los que aún falta mucho no solo en el campo jurídico, sino en la conciencia varonil.

Y es que, según señala la Organización de las Naciones Unidas, la igualdad entre los géneros es fundamental para lograr un mundo sin guerras, próspero y sostenible. Son muchos años y siglos en los que el señorío del hombre ha marcado raya, ha impuesto cargas y ha trazado hoja de ruta en la vida de la mujer y aún sobran quienes defiendan, abierta o solapadamente, este sistema.

Las imágenes públicas, el desempeño eficiente en asuntos colectivos y su participación cada vez más efectiva en los debates, en los campos académicos y políticos, han alcanzado un reconocimiento en la sociedad que, aunque no llega al mismo nivel de los hombres, el progreso sí es más significativo evidenciado en los resultados y también en el lado negativo, rabioso y ciego machismo, que se niega a reconocer y respetar los derechos de la mujer.

Señalábamos en la primera línea del editorial, la conmemoración y celebración de esta jornada, pues, aunque las estadísticas presentan el lado oscuro y dramático de la violencia contra la mujer que es necesario enfrentar con la fuerza de la justicia y la dura represión policial. Los victimarios actúan con ventaja, alevosía, evidenciada en la preparación del acto contra la vida o integridad de mujeres y no necesitan premeditar, pues llevan en sí el virus del machismo.

Hay que celebrar al echar una mirada al mundo universitario donde las jóvenes superan en cantidad y también en calificaciones a los muchachos, aunque esto, posteriormente no se traduzca en más oportunidades laborales, mejores condiciones de trabajo, salarios justos y participación en el área ejecutiva de empresas u organismos estatales, dígase además candidaturas partidistas y en cargos directivos políticos.

Aquella primera conquista, el derecho al voto, fue la señal de salida. El caminar no se ha detenido, unas veces un recorrido más rápido y otras con un paso lento, pero la sensibilidad e inteligencia de la mujer fortalecen sus funciones tradicionales, madre, esposa y profesional, y abren posibilidades y oportunidades en los quehaceres públicos y políticos. ¡Felicidades!