Durante la reciente campaña presidencial de los Estados Unidos el mundo entero conoció a un Donald Trump muy temperamental y conflictivo, acusado de muchos defectos de carácter, que junto a sus polémicas declaraciones lo hacían a los ojos de sus adversarios políticos no apto para desempeñar la presidencia del país más poderoso del universo. Llegando algunos a decirle en el fulgor de la campaña, que la Casa Blanca no era un “reality show” refiriéndose a la serie El aprendiz en donde Trump actuó como un gran gurú y exitoso presentador. Después, en la noche de su asunción como presidente electo, esta percepción cambió a partir de su discurso de agradecimiento en que se vio a otro Trump expresándose con gran galantería de la señora Clinton, y mostrándose además conciliador con las fuerzas políticas llamándolas a la unidad y a la convivencia.
El otro Trump dijo que deportaría a 11 millones de migrantes “sin papeles”. El Trump de hoy día más cauteloso ha expresado que quiere deportar a unos 3 millones de indocumentados, entre ellos, los que posean antecedentes penales, en lo que podría ser un ralentí del tema migratorio, por mientras, dijo, asegura la frontera sur con un muro, que ahora podría ser una simple verja.
El Trump que conocimos antes de las elecciones generales criticaba las llamadas burbujas financieras y a la Reserva Federal de los Estados Unidos, llegando a decir que le hacían el juego político al presidente Obama favoreciendo de este modo a la candidata demócrata al no elevar las tasas de interés. El Trump de ahora ha declarado como virtual presidente que esperara tener alguna evidencia de inflación para decidirse si las eleva o no. Lo que el otro Trump favorecía sin ninguna duda.
El nuevo Trump niega ahora que derogará totalmente el programa de salud conocido como Obamacare, asegurando que solamente modificará algunas de sus cláusulas y dejando otras subsistentes. Había manifestado estar en desacuerdo con la decisión de la Corte Suprema de legalizar el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Ahora, sin embargo, el nuevo Trump dice sentirse “bien” con respecto a la legalización del matrimonio entre homosexuales.
Es evidente entonces, que el nuevo Donald Trump está moderando su temperamento, es más prudente y luce ahora más conciliador y arrepentido. Si no veamos lo que con entera humildad declaró al ser entrevistado por la Cadena CBS, “uno no elige las palabras adecuadas, o dice algo equivocado. Yo lo he hecho y créanlo o no, lo lamento, en especial cuando pude haber causado dolor y daño”. ¡Un milagro se ha producido!