“Los logros del hoy eran las imposibilidades de ayer”: Robert H. Schuller.
Es sencillo, pero la realidad es que cada día hay una oportunidad. El sentirse amado te da fuerza, pero cuando decides amar lo que eres, haces y ayudas a los demás te da el coraje de enfrentar las adversidades de la vida. Si algún día se atreve a ver atrás es para ver lo lejos que ha podido llegar con la ayuda de los seres que lo aman, respetan y toleran. Nunca menosprecie las veces que usted intentó, pero no lo logró, es el tiempo de avanzar, y si llora, es siempre aprendiendo, creciendo y madurando.
El éxito siempre implica la transformación, y todo eso implica cambios. Esta no es una amenaza, es una oportunidad de ver hacia el más allá.
Es posible que dentro de unos años ni siquiera recuerde hoy lo que sucedió.
Pero hoy es el día que puede volver a vivir el día de su graduación, el nacimiento de su hijo, si hoy puedes ayudar a alguien más a cruzar la calle, a una persona con limitaciones, dar un plato de comida, una sonrisa, dar una palabra de aliento. Si es significativo para usted, podrá serlo mucho más para otras personas que lo esperan. Es el propósito que da el sentido de realización y satisfacción en poder ver y permitir participar en actividades donde se alinean los valores, pasiones y fortalezas.
Si se dedica solo al placer llegará un día a sentir el vacío interior; si solo piensa en el pasado o en el futuro, esto lo inmoviliza y solo funciona la estática. El ayer ya es historia, mañana es un misterio; pero hoy es un regalo llamado “hoy”.
El consejo dice: “Adviértanse unos a otros todos los días mientras dure ese “hoy” para que ninguno sea engañado por el pecado y se endurezca contra Dios, Hebreos 3:13 NTV.