Y es que ya no se sabe qué pensar en este país, si tenemos una Secretaría de Salud, que no planifica, que no programa, que no sabe qué rumbo tomar ante magnitud de esta crisis; recordemos que en el pasado hubo ministros de salud que eran médicos y la queja era que un ministro de Salud no tenía por qué ser un médico, sino un administrador, alguien que supiera darle un giro correcto a la administración y a la adquisición de insumos, como eso nunca funcionó nombraron comisiones interventoras que tampoco pudieron levantar un sistema colapsado por la corrupción y la ineficiencia, y ahora tenemos como ministra a una pedagoga, que tal parece va por el mismo camino de los doctores y las comisiones interventoras. Pensar en los cierres de las comunidades resulta ser la salida más fácil para combatir la pandemia, pero yo ni soy doctor, ni epidemiólogo, pero sin serlo, estoy seguro que esa no es la solución, es más, creo que los cierres no asustan al virus, pero sí destruyen nuestra economía, que sí está en cuidados intensivos.
En algún momento alguien cuerdo en el mundo entero tiene también que plantearse las cuarentenas como una cuestión no meramente de salud, sino también como una cuestión de derechos, no es posible que cada vez que aumentan los casos, no hay vacunas, pero sí hay confinamientos. La planificación y la programación han sido sustituidas por meras presunciones. Todos nos decían que el Covax no iba a dar suficientes vacunas, los empresarios se las ingeniaron para buscar por ellos mismos las vacunas para el Seguro Social y ese parece ser el único acierto, que por supuesto no vino del gobierno.
Como dijimos hace mucho, el covid no tiene preferencias políticas, ni conoce fronteras, es el enemigo común de la humanidad, así que al final terminaremos como dice el dicho “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Rusia ya dijo presente y al final terminaremos en La Habana con el Covidcaribe. Sí, recordemos aquella célebre iniciativa de Petrocaribe que surgió ante la crisis de los carburantes como una forma de extender la influencia del chavismo en El Caribe, así que no sería extraño que al final sea Cuba con su covidcaribe la que pueda darle un poco de alivio a Honduras ante un pésimo manejo de la gestión de la pandemia, donde lo único que ha resaltado los titulares es la rampante corrupción. Así continúa la triste historia de nuestro país de crisis en crisis, sin saber tomar un norte que nos saque de la oscuridad y la corrupción, solo de la mano de Dios, que por lo menos es lo que nuestro pueblo nunca pierde, su fe en Dios, que es lo único que nos queda, pero que no está demás que también tuviéramos seca nuestra pólvora.