28/04/2024
11:21 PM

Sin nombre

Ante tanto entretenimiento en nuestro país, la pandemia del mortal virus está siendo relegada a un segundo plano.

Francisco Gómez Villela

Ante tanto entretenimiento en nuestro país, la pandemia del mortal virus está siendo relegada a un segundo plano.


Elecciones primarias primitivas, datos oficiales a cuentagotas, denuncias de fraude generalizado, la puesta en evidencia de la falta de integridad en todos los partidos políticos, egos destrozados, resultados bizarros, juicios de compatriotas en la ciudad que nunca duerme. Un ambiente interno entretenido, tanto que nos hace olvidar lo verdaderamente importante en estos momentos. El virus que acecha y mata.


En un doble mensaje el Gobierno “pide” a la población no salir en Semana Santa y a la vez promociona el turismo en medios. Noticieros criticos acérrimos del manejo de la pandemia por el Gobierno, haciendo reportajes de balnearios, playas y por supuesto, lo que no puede faltar, de la figura femenina en traje de baño. Empresa privada solicitando no cancelar el feriado porque esperan una gran “derrama” económica, mientras otros países se están confinando nuevamente por el recrudecimiento de la pandemia.


Doble discurso generalizado. La empresa privada doblándole el brazo a autoridades sin carácter.


Mientras el país se divierte ante tanto desparpajo, los médicos que están contratados en primera línea en las salas de covid no reciben su salario. Tres meses y sumando. Están en la línea de fuego, como carne de cañón y la Secretaría de Salud no les paga por el consabido, engorroso y ancestral trámite administrativo para el pago de contratos. Años de incapacidad gerencial. Lo indignante en este momento es que ellos están arriesgando sus vidas y a sus familias por la inhumanidad de funcionarios que no identifican y priorizan. Hasta el viceministro de Salud se mostró “contrariado” y dijo: “No es justo que la ministra y nosotros los viceministros estemos pagados y ellos que están en la lucha, no”. Si quiso ser solidario lo empeoró.


País de controversias. Población irresponsable, autoridades pusilánimes y empresarios insensibles.


El problema del país no es de pobreza, es de cultura, ignorancia y conveniencia. La pobreza se soluciona con dinero, lo demás es más complicado. Estamos cómodos en la mediocridad que genera la ignorancia y la falta de cultura. Es más fácil vivir si tienes pocas aspiraciones. Por eso aquí pasa de todo como si no pasara nada. Bueno o malo nos da igual si nos conviene.


Por eso no nos importa que no les paguen a los médicos por contrato que están en primera línea contra el covid. Que se infecten y mueran de gratis. Creen que con llamarles héroes es suficiente. Patético. Lo que hacen con ellos no tiene nombre.


Así somos aquí.