25/07/2024
01:01 AM

Argentina: democracia o neofascismo

Víctor Ramos

Las recientes elecciones presidenciales en Argentina, en su primera vuelta, dieron resultados inesperados. Milei, la figura que las encuestas proclamaban como el seguro vencedor, incluso en primera vuelta, tras haber obtenido el primer lugar en las elecciones primarias, sufrió una desastrosa derrota. Las posturas histriónicas y totalmente descabelladas le condujeron a la pérdida frente al candidato peronista y actual ministro de Economía, Sergio Massa. En su campaña, Milei despotricó en contra de todos sus oponentes a los cuales calificó desde “desvergonzada casta” hasta “guerrilleros terroristas”. Prometió arrasar con los derechos sociales que garantiza la constitución: privatizar la salud y la educación pública, permitir la venta de órganos, hacer desaparecer el peso argentino y derribar los cimientos del Banco Central argentino, cerrar muchos ministerios y, por ende, echar a la calle a millares de empleados públicos, desaparecer las garantías de los trabajadores y establecer un mercado libre de la mano de obra, cerrar relaciones diplomáticas con China, Rusia, Brasil, Cuba y Venezuela. La propuesta de campaña de sus intenciones políticas era arrasar con todo y su insignia un serrucho eléctrico. Muchos le creyeron y le despertaron la idea de que era el favorito, el salvador de Argentina, el ungido de las masas desesperadas por la situación cada vez más apremiante de la economía del país austral. Pero el desenlace fue otro. En las elecciones presidenciales apenas obtuvo un poco menos de votos que en las elecciones primarias, es decir que, en vez de sumar más bien disminuyó su caudal.

La realidad es que los argentinos se dieron cuenta de que Milei los llevaba al abismo, pues su postura no solo negaba las conquistas adquiridas tras largos años de lucha por parte del pueblo, sino que también se miraba el gran peligro de que el país cayera en una vorágine de violencia y de enfrentamientos con un gobierno que anunciaba la catástrofe para las clases trabajadoras.

Un día después de su derrota en la primera vuelta, Milei se alió con Bullrich, la candidata derrotada en alianza con Macri. Los argentinos saben perfectamente que la situación actual se la deben al descalabro promovido por Macri que obtuvo, de manera sospechosa, un multimillonario crédito del Banco Mundial sin capacidad para poderlo pagar. Milei, al mismo tiempo, al aceptar la alianza con Bullrich, a quien calificó de “montonera asesina” y con Macri que considera parte de “la casta” que se propone destruir, puso en duda su propuesta, sobre todo cuando ha ofrecido ministerios a cambio de apoyo cuando su meta era abolir muchas dependencias estatales. Poco a poco Milei ha ido moderando su lenguaje y esto ha minado la credibilidad lograda entre los ultraderechistas que ahora han expresado que le niegan todo apoyo.

La imagen de Milei y sus campañas estaban basadas en tácticas de marketing político: mostró una apariencia de rockero con el cabello despeinado, usó imágenes en redes con videos virales de sus amenazantes discursos y ataques a feministas, contra el papa Francisco, contra Cristina Kirchner, contra peronistas y antiperonistas y el uso de pichingos y disfraces. “Milei parecería más un meme de Internet que un candidato presidencial”.

Pero lo cierto es que Sergio Massa ha logrado consolidar fuerzas entre el peronismo y quienes han visto el peligro de un Milei con soluciones atroces. El mensaje de Massa por un gobierno de unidad y por la conservación de las conquistas sociales ha calado entre la mayoría de los argentinos que va a repudiar a Milei, ultraliberal con muchas cercanías con el fascismo, y al gestor de la crisis, el expresidente Macri, ahora bajo las enaguas del león amaestrado. Todo dirigido a impedir el retorno del neoliberalismo duro de Bullrich y de Milei. Esto atrajo a las bases del peronismo en todo el país y revirtió el resultado de las primarias. Las fuerzas peronistas se han consolidado en torno a Sergio Massa y su propuesta de un gobierno de unidad para superar la crisis.

Dennis Rogatiuk ha comparado a Milei con Calígula y su derrota con la caída de Ícaro, y ahora su enemigo parece ser él mismo. Mientras Massa consolida sus fuerzas para salvar a Argentina, el 19 de noviembre, del neoliberalismo ultraderechista y de los asomos de fascismo del histriónico contendiente.

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