Después de la publicación exitosa de “Canto planetario”, una publicación antológica de poesía, prosa y pintura de escritores y artistas de casi todo el mundo y en muchos idiomas, destinada a hacer conciencia entre los habitantes de la Tierra, de la necesidad de emprender acciones concretas para salvar a nuestro planeta, Carlos Javier Jarquín, el compilador, lanzó la tarea de una antología para glorificar la efeméride del 15 de septiembre, fecha conmemorativa de la independencia de Centroamérica.
La ocasión era ideal porque la celebración de 2021 coincidía con el segundo centenario de trascendente efeméride. El resultado fue otra obra realizada por colaboradores de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. La inclusión de los escritores y artistas panameños no es casual, porque, aunque ellos no eran parte de la Capitanía General de Guatemala en 1821, desde que se independizaron de Colombia, y más desde que recuperaron la zona del Canal guiados por el liderazgo de Omar Torrijos, han entendido que la unidad y solidaridad entre los pueblos del istmo es la salida hacia el desarrollo y el progreso integrados.
La selección de los participantes en la obra “Antología del Bicentenario de Centroamérica 1821-2021” fue realizada por coordinadores de cada país, pero todos los participantes se integraron a la tarea con entusiasmo. Debido al talento literario para seleccionar a los escritores y artistas centroamericanos, la obra fue reconocida por escritores, intelectuales y estudiosos. La publicación constituye un hito en la carrera de Jarquín. En este libro probablemente logró otro de sus mayores y originales logros como compilador e impulsor de la fraternidad internacional. Una obra similar, pero menos extensa, publicó la Academia Hondureña de la Lengua.
Un amigo común de Jarquín y mío, Pedro Alfonso Morales, de estirpe nicaragüense, como Jarquín y como Darío, se dio a la tarea de hacer un análisis pormenorizado de cada uno de los participantes en la obra y de sus aportes. El propósito de Pedro Alfonzo es analizar las maneras en que el orgullo y la humildad se contrastan en las producciones incluidas en el libro para caracterizar a sus patrias pequeñas, mientras buscan la perfección artística, ya sea con la pluma o con el pincel, en cada verso y en cada estrofa, en cada renglón de las narrativas, en cada pincelazo de claro-oscuros de los lienzos.
Pedro Alfonso nos lleva al conocimiento personal de cada antologado, con sus andanzas biográficas y su producción creadora, al mismo tiempo que se entrega en la interpretación de los textos con una habilidad crítica que hace de su trabajo una obra labrada con originalidad y buril. El trabajo crítico y biblio-biográfico que emprende Pedro Alfonso está preñado de humildad, pero también de un discurso con componentes fundamentales cuando examina a uno por uno de los participantes en la antología. Él se ha dado a la tarea, en primer lugar, de reconocer la originalidad de los participantes, de explorar sus temas y su capacidad creadora, de valorar el lenguaje artístico y los matices en imágenes, metáforas, sencillez en los escritos, como la diversidad de las paletas multicolores de los plásticos.
Estos trabajos de análisis no jerarquizan a los antologados. Para Pedro Alfonzo todos tienen significancia, todos apuntan a retratar a sus terruños con sus costumbre, ideales, historias, mitos, heroísmo y esfuerzos en el trabajo y el ardor por la libertad. La tarea es dejar expuesta el talante de creatividad de los escritores y pintores centroamericanos (incluido Panamá).
Del análisis literario de Pedro Alfonzo emergen conceptualizaciones caracterizadoras de cada participante de la antología, pero todo resultado contenido en este libro crítico de Pedro Alfonzo es el resultado del trabajo minucioso y dedicado de investigación de cada uno de los autores. El propósito del libro es abordar a los antologados desde áreas adyacentes, como poética, la imagen, la antropología y la historia, en un espíritu encaminado hacia la interdisciplina.
Pedro Alfonso, en la presentación nos advierte de que el libro antológico ha recibido innumerables trabajos críticos que se refieren a diferentes aspectos de la obra. Él quiso hacer algo. Aquí lo tienen y así nos lo dice: “Entonces ¿qué escribir? El libro fue muy comentado por diversos autores... No quiero repetir los comentarios publicados de la obra... Quiero meterme en la profundidad del libro...”.
Es así, Pedro Alfonzo opta por definirse como un maestro.
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