25/04/2024
10:31 PM

La narcocultura en Honduras

La narcocultura en Honduras

El narcotráfico en Honduras va poco a poco tejiendo algunas pautas de interacción o comportamiento social entre los diferentes estratos de nuestra sociedad, que nos revelan la existencia de una “narco cultura”, como ha ocurrido también en otros países como Colombia o México para solo citar dos de los más afectados en Latinoamérica por este fenómeno, en los cuales los efectos económicos, políticos y sociales del tema en cuestión han sido enormes y complejos, como lo es hoy día entre nosotros.

La población más afectada por esta sub-cultura es sin lugar a dudas la juventud, sobre todo la que pertenece a una clase media-baja, uno de cuyos segmentos –las maras-- consideran la narco actividad como una vía para lograr los sueños de grandeza, dinero y poder a cualquier precio. La falta de oportunidades de trabajo, la desigualdad social, la corrupción, el auge del crimen organizado, la impunidad, la discriminación social o la falta de programas de inserción social son la génesis de este fenómeno. Una de las formas más representativas de la narco cultura son los corridos, un género musical épico-lírico en sus orígenes que interpretaba eventos y desgracias en el México del siglo XIX, y que en sus recientes versiones expresa o narra las actividades del narco traficante proyectándolo como una persona de poder, valiente, justo, astuto y temerario, muchos de estos corridos son tarareados en Honduras, como “La banda del carro rojo”, o aquel llamado “Jefe de Jefes” cuya letra es una apología del delito que trata de mistificar a los narcotraficantes y que fue cantada en Casa Presidencial por un obnubilado ex presidente acompañado por los Tigres del Norte, en un claro irrespeto a las altas funciones de su cargo y a la ética pública. Otra de las manifestaciones de la sub cultura de los narcos son las series de televisión que en Honduras acaparan alto rating, como “El señor de los cielos”, “La reina del Sur”, “El cartel de los sapos” y la más genuina de todas que nos describe el verdadero estereotipo de los narcos: “Escobar el patrón del mal”, que no son series baratas, al contrario han llegado a costar hasta 10 millones de dólares a los productores. Estas actitudes son una forma de desviación socio-cultural que tiene que ver obviamente con el deseo de algunos para hacer dinero fácil en aras de un ascenso social, que en la mayor parte conduce a la violencia extrema a través de las ilícitas e intrincadas fases de este sórdido como oscuro negocio, cuya influencia corrompe hasta las estructuras de poder de un país; no en vano Mel cantaba en el Altar Q, “Soy el jefe de jefes señores y decirlo no es presunción… yo navego debajo de agua y también sé volar a la altura… trabajo y valor me ha costado manejar los contactos que tengo”.