12/12/2025
10:53 PM

Un monumento al gorgojo

  • Actualizado: 04 agosto 2013 /

Noé Vega

Cuentan cierta historia de un grupo de agricultores en un pueblo de los Estados Unidos que se dedican a cultivar papas. Esta era su ocupación habitual, era lo que cultivaban y se habían acostumbrado a realizar aquel cultivo por el resto de sus vidas. La normalidad para ellos era que todos los años se cultivaban los tubérculos sin problemas, pero sucedió que de repente, un año aquel cultivo no fue posible por la aparición de una gran plaga de gorgojos que acabó con la producción de papas, destruyendo por completo la economía de los agricultores de aquella región.

Sumamente preocupados por la situación que estaban atravesando, los agricultores se reunieron para determinar qué medidas iban a tomar para poder contrarrestar semejante plaga y poder continuar cultivando sus papas. Por mucho que idearon para contrarrestar la plaga, poco parecía surtir efecto ante el ataque del gorgojo, sin que tuvieran esperanza alguna de poder volver a cultivar las papas. Continuaron estudiando la situación para encontrar la manera de seguir con sus habituales cultivos y con la rutina normal de cultivo, pero fue imposible, el gorgojo no les dejaba cultivo en pie y entonces todo parecía inútil. Fue cuando se dieron cuenta que había un cultivo que el gorgojo no atacaba, el algodón, por lo que decidieron que en vez de seguir sembrando papas, se dedicarían a cultivar algodón, lo que hicieron con todo el tesón y la determinación conque antes habían cultivado las papas. El resultado fue que en poco tiempo aquella región se convirtió en una de las grandes productoras de algodón.

Los agricultores estaban asombrados, agradecidos y perplejos de cómo aquella situación tan adversa había cambiado su rutina y los había vuelto hacia otro cultivo que resultó tan beneficioso para aquella región. Tan agradecidos estaban que quisieron hacerle una memoria permanente a aquella adversidad levantando un monumento al gorgojo en la entrada del pueblo. De esta manera aquellos agricultores querían patentar lo agradecidos que estaban porque aquella adversidad los había cambiado para siempre y todo gracias al gorgojo. Lo que en un principio parecía el principio de una gran calamidad, resultó en el comienzo de un gran cambio para sus vidas, tan grande, que querían perpetuar su agradecimiento. Posiblemente alguien esté pensando que hay que hacerle un monumento a la adversidad, que deberíamos celebrar lo malo que nos ha pasado o nos esté pasando, pero no se trata de eso exactamente; se trata de poder entresacar lo mejor de lo malo que nos está sucediendo, de poder ver más allá de lo rutinario de nuestras vidas y encontrarnos con que el cambio es necesario si queremos mejorar y que muchas veces ese cambio solo se producirá al enfrentar la adversidad, que solo el gorgojo es capaz de hacernos salir de nuestra rutinaria vida para hacernos saltar hacia lo que traerá grandes beneficios para nuestra vida. En estos momentos en que la gran mayoría puede estar enfrentándose a grandes retos en sus vidas, sin empleo, sin hogar, sin casa, sin proyectos de futuro, sin esperanza, porque todo parece haberse acabado con la aparición del gorgojo, es momento de pensar en aquello que el gorgojo no puede atacar. Es momento de mirar en otra dirección y comenzar algo nuevo, quién sabe si al final tendremos que edificar nuestro propio monumento al gorgojo de nuestra vida.