Y, mucho más, cuando asume tal responsabilidad en tiempos que la prensa se enfrenta a una de las mayores crisis de su historia. Canahuati ha alcanzado un alto desempeño en el periodismo como editor de los más importantes medios que satisfacen la demanda de diferentes sectores de lectores nacionales y centroamericanos y como líder defensor de la libertad de empresa y de expresión.
De modo que al llegar ahora a la presidencia de la SIP tiene amplia experiencia, trabajando junto a otros veteranos editores y directores de medios de comunicación del continente, por lo que estamos seguros que durante su gestión realizará singulares contribuciones, especialmente poniendo a prueba su creatividad ante un problema que nunca antes los medios de comunicación han enfrentado. La primera noticia de la SIP la tuve cuando Fidel Castro, en el esquema de una revolución centralista en que el Gobierno se convirtió en el eje de la vida social, política, cultural y económica de Cuba, les negó publicidad a los periódicos, persiguió a sus directores que le hacían oposición, y al final, con la complicidad de los trabajadores de los mismos, nacionalizó los medios y eliminó la prensa independiente, dejando solo la prensa oficial, adicta al régimen.
En aquella oportunidad, la SIP enfrentó a la dictadura, perdiendo, como era natural, la batalla.
Los periodistas democráticos se diseminaron por el mundo. Incluso uno de ellos, Otto Meruelos, vino a Honduras a trabajar en LA PRENSA, - cuando nuestro periódico necesitaba los insumos modernizantes del periodista cubano- al que, desgraciadamente, no le dispensamos el respeto que le debimos guardar.
Ahora Canahuati se enfrenta a una situación en la que las economías paralizadas no compran publicidad en los medios; en un modelo que no son los lectores, sino los anunciantes, los que realmente hacen que el periódico sea accesible por el precio y no los lectores cuya capacidad de compra es limitada.
De modo que lo que está a prueba es el modelo de financiamiento del medio y sus productos. En España, por ejemplo, que salió de la dictadura de Franco, se adentró en una economía de mercado y los periódicos no entregaron su sostenibilidad a los anunciantes, sino que a sus lectores. Por eso, los periódicos españoles tienen pocos anuncios, sus contenidos son de enorme profundidad, el concepto de noticia es diferente. Y en las crisis económicas que han tocado sus puertas, han recurrido a la lealtad de sus lectores que, hay que decirlo, tienen una mayor capacidad de compra que los lectores de periódicos de América Latina.
Adicionalmente,El País y La Vanguardia han buscado en las ediciones electrónicas fuentes de financiamiento con las cuales capear la tormenta de la caída de los ingresos.
Canahuati, con su experiencia, hará valiosas contribuciones a partir de un modelo operativo financiero afectado por la crisis económica, pero podrá – sin caer en la tentación estatista- proponer alternativas que sin comprometer la independencia, el equilibrio y la objetividad, hagan de los medios centinelas de la libertad, vigilantes de los gobernantes, auditores sensibles de los pueblos que no siempre pueden fiscalizar a sus gobernantes, preservando la soberanía popular para que desde aquí, se defienda la democracia y la libertad. Todos nosotros, estamos a las órdenes de Jorge Canahuati, quien en esta tarea no se representa a sí mismo, sino que a Honduras y a todos los hondureños.