The New York Times
Por: Dani Blum/The New York Times
Cuando los vapeadores se popularizaron a mediados de la década del 2010, los diminutos cartuchos fueron presentados como una alternativa más saludable a los cigarros y un camino a dejar de fumar.
Ahora, los investigadores empiezan a comprender los riesgos del vapeo. En un estudio realizado en junio, un equipo de científicos analizó el vapor de los vapeadores más populares y encontró niveles tan altos de metales pesados que un investigador pensó que su máquina estaba descompuesta. Otros estudios han sugerido que el vapeo puede afectar el corazón, los pulmones y el cerebro.
Los datos sobre los efectos a largo plazo para la salud son limitados, ya que los vapeadores son relativamente nuevos y están en constante evolución. Muchas personas que los usan son adolescentes o veinteañeras; puede pasar tiempo antes de que se manifiesten otros efectos.
Vapear sigue siendo menos común que el consumo de cigarros entre los adultos estadounidenses, de los cuales el 4.5 por ciento dijo haber vapeado en el 2021. Casi el 8 por ciento de los estudiantes de preparatoria estadounidenses reportaron haber vapeado el mes anterior en una encuesta del 2024.
“El sentido común te dice que inhalar una sustancia química sobrecalentada directamente a tus pulmones no va a ser bueno”, afirmó James H. Stein, profesor de medicina cardiovascular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wisconsin.
Riesgos
Cada vez más investigaciones apuntan a la realidad de que el vapeo conlleva daños. Una sola inhalación sobrecarga inmediatamente el sistema cardiovascular. La frecuencia cardíaca aumenta y los vasos sanguíneos se contraen, lo que con el tiempo puede endurecer las arterias del corazón.
Cuando vapeas “todo el día, una y otra vez —básicamente estás viviendo con alta presión arterial”, dijo Stein. Estos efectos podrían aumentar el riesgo de desarrollar un ritmo cardíaco irregular, un derrame cerebral o incluso un ataque cardíaco.
Cuando los vapeadores calientan los líquidos a temperaturas más altas, pueden liberar mayores cantidades de sustancias químicas nocivas que pueden filtrarse a los pulmones, entrar en el torrente sanguíneo y fluir al corazón, explicó Irfan Rahman, investigador que estudia los productos de nicotina en el Centro Médico de la Universidad de Rochester en el Estado de NY.
Los líquidos de los cigarros electrónicos pueden liberar carcinógenos, como formaldehído y acetaldehído, al calentarse. Estas y otras sustancias químicas pueden dañar los vasos sanguíneos.
Vapear causa inflamación en las vías respiratorias y los pulmones que puede volverse crónica, dijo Stein. Puede exacerbar el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, además de llevar a tos persistente y dificultad para respirar. Aunque aún no sabemos si los vapeadores causan cáncer, sabemos que pueden exponer a los usuarios a sustancias asociadas con un mayor riesgo de cáncer.
Los químicos usados en los vapeadores saborizados también pueden dañar las membranas celulares, elevando el riesgo de daño pulmonar y cáncer, así como de males cardiacos, explicó Stein.
En casos raros, pacientes han desarrollado cicatrización pulmonar y problemas respiratorios, conocidos como “pulmón de palomitas de maíz”, tras inhalar diacetilo, un compuesto presente en algunos vapeadores saborizados. En el 2019, un brote de lesiones pulmonares graves, incluyendo 68 muertes, se relacionó con vapeadores que contenían acetato de vitamina E.
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