The New York Times
Por: Lauren Jackson/The New York Times
Los caminos de Dios son misteriosos —incluyendo vía chatbots. Al menos, eso es lo que mucha gente parece pensar.
En aplicaciones religiosas, decenas de millones de personas confiesan sus secretos a chatbots espirituales: sus mezquinas vanidades y preocupaciones más profundas, sus deseos glotones y sus impulsos más oscuros. Entrenados con textos religiosos, los bots son como sacerdotes, imanes o rabinos de guardia que ofrecen consuelo y guía en cualquier momento. En algunas plataformas, incluso pretenden ser canales con Dios.
La industria de la “tecnología de la fe” está en auge, impulsada por chatbots en apps religiosas que se están disparando a la cima de la App Store de Apple. Bible Chat, una app cristiana, tiene más de 30 millones de descargas. Hallow, una app católica, superó a Netflix, Instagram y TikTok para ocupar el puesto número 1 de la tienda en cierto momento el año pasado. En China, la gente usa DeepSeek para intentar descifrar su suerte. Las apps están atrayendo decenas de millones de dólares en inversiones, y la gente paga hasta 70 dólares al año por suscripciones. Ahora, apps como Pray.com —que cuenta con unos 25 millones de descargas— también están implementando chatbots.
Los fundadores de las apps dijeron que consideraban la tecnología como una capellanía digital, una herramienta que ayuda a millones de personas, tanto dentro como fuera de la fe, a expresarse espiritualmente. Varios líderes religiosos manifestaron su apoyo al uso de los chatbots, siempre que complementen, pero no reemplacen, la labor de las comunidades religiosas.
“Hay toda una generación de personas que nunca han ido a una iglesia ni a una sinagoga”, afirmó el rabino Jonathan Romain, líder del movimiento judío reformista británico. “Las apps espirituales son su camino hacia la fe”.
Otros no están tan seguros. “Me pregunto si no hay un peligro mayor en abrirse a un chatbot”, dijo t sacerdote católico y podcaster. “¿Será accesible en algún momento para otras personas?”.
Aplicaciones
Aun así, la gente sigue planteando sus inquietudes más profundas a los chatbots. Heidi Campbell, profesora en la Universidad Texas A&M que estudia tecnología y religión, dijo que la primera vez que vio un chatbot espiritual fue hace unos años, en la plataforma de videojuegos Twitch, donde se encuentra un chatbot llamado AI Jesus.
Vio a jugadores hacer preguntas como, “Oye, Jesús, ¿cuál es tu equipo de futbol favorito?”. Otros se volvieron más personales, preguntando sobre la muerte, la naturaleza del tiempo, su depresión.
Con el auge de ChatGPT, estos chatbots se han convertido en un negocio en crecimiento. En cierto modo, están abordando un problema de acceso. Las personas tienen milenios de anhelar guía espiritual y han tenido que viajar, a veces grandes distancias, para llegar a líderes espirituales. Los chatbots están siempre al alcance de la mano del usuario.
“No quieres molestar a tu pastor a las 3:00 horas”, dijo Krista Rogers, de 61 años, de Xenia, Ohio. Dijo que le encantaba la app de la Biblia YouVersion, pero que también recurría a ChatGPT con preguntas espirituales.
Apps y sitios web más pequeños han entrenado a los chatbots para que respondan como si fueran un dios, un enfoque que algunos fundadores de apps y usuarios en línea critican como un sacrilegio. El sitio web ChatwithGod permite a los usuarios seleccionar su religión y lo que buscan, como consuelo, confesión o inspiración, y ofrece respuestas personalizadas.
“La pregunta más frecuente que recibimos, por mucho, es: ¿Es realmente Dios con quien estoy hablando?”, dijo Patrick Lashinsky, director ejecutivo de ChatwithGod. Lashinsky proporcionó a The New York Times docenas de preguntas y conversaciones de usuarios anónimos en la plataforma.
El enfoque de ChatwithGod es una excepción. Las apps más populares funcionan simplemente como un asistente espiritual, guiando a las personas hacia la doctrina y las Escrituras que pueden responder a sus preguntas.
Delphine Collins, de 43 años, maestra de preescolar en Detroit, Michigan, recurre a los chatbots cuando se siente abrumada. “Cuando las cosas no van bien en mi barrio o cuando escucho cosas tristes en las noticias, me conecto a la app Bible Chat”, dijo.
Después de que una mujer de su comunidad fue asesinada a puñaladas mientras trabajaba en un McDonald’s, Collins le pidió al chatbot una “oración para sanación”. Este ofreció un salmo y respondió: “Al buscar sanación, recurramos a la palabra de Dios, que es una fuente de consuelo y fortaleza. Las Escrituras nos recuerdan el poder de Dios para sanar y restaurar”. Dijo que la ayudó.
Las empresas entrenan a los bots con textos religiosos y consultan con teólogos sobre sus límites. Aun así, los chatbots se basan en modelos fundamentales, como ChatGPT y Gemini, diseñados para validar a los usuarios.
“Generalmente son afirmativos”, dijo Ryan Beck, director de tecnología de Pray.com. No lo ve como un problema. Beck una vez estuvo en prisión tras involucrarse con pandillas y drogas ilegales en Los Ángeles. Tras encontrar la fe, se propuso hacer accesible el culto a otros. “¿Quién no necesita un poco de afirmación en su vida?”.
Los chatbots no son seminaristas, pero su enfoque está cambiando la forma en que la gente piensa sobre antiguas cuestiones religiosas como el pecado, la confesión y la muerte.
Karen Fugelo, quien trabaja en una escuela secundaria en Pensilvania, dijo que abría sus apps religiosas todos los días antes de levantarse. Últimamente ha estado preocupada por su madre, quien es mayor y está “llegando al final de su vida”, comentó Fugelo vía correo electrónico. En Hallow, le pregunta al chatbot “cómo prepararnos, tanto yo como mi madre, para estar con Dios”.
Este es un terreno teológico complejo porque los chatbots “nos dicen lo que queremos oír”, dijo Campbell. “No utilizan el discernimiento espiritual, sino datos y patrones”.
Pero la naturaleza afirmativa de los chatbots puede ser la razón por la que a muchas personas les gustan. Collins comentó que encontró más apoyo en la app Bible Chat que en su iglesia. Comentó que fue juzgada cuando compartió sus problemas de salud con su congregación. “La gente dejó de hablarme”, dijo. “Fue horrible”.
Los fundadores dicen que sus apps están diseñadas únicamente para complementar el culto y la comunidad presenciales. “No debería ser algo que reemplace la conexión humana”, dijo Alex Jones, fundador de Hallow. Muchas apps, incluyendo a Hallow, ayudan explícitamente a las personas a encontrar congregaciones locales a las cuales asistir.
En Estados Unidos, donde alrededor de 40 millones de personas han abandonado las iglesias en las últimas décadas, las apps pueden bajar la barrera para reincorporarse a la vida espiritual. Permiten que las personas expresen sus inquietudes teológicas sin la vergüenza de una reunión presencial.
“Ya no asisten a la iglesia como antes”, dijo Beck. “Pero no es que estén menos inclinados a encontrar alimento espiritual. Es sólo que lo hacen de otras maneras”.
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