Por: Austyn Gaffney/The New York Times
HAZARD, Kentucky — Los gabinetes de madera y las paredes grises, aún con olor a pintura fresca, se pueden hallar en la cocina de cualquier hogar suburbano. Desde la ventana, la ordenada hilera de casas podría extenderse a lo largo de cualquier camino de grava.
No obstante, al salir al porche trasero, cambian las cosas. Se sienten rachas de viento. El patio está compactado, rocoso y sin árboles. El patio con césped que lucha por crecer desaparece al borde de una meseta angosta. Luego, el terreno se hunde precipitadamente hacia un valle antes de volver a elevarse hasta otra isla en el cielo.
Hace décadas, una forma barata de minería llamada extracción de carbón en cimas de montañas hizo estallar las cumbres y empujó los remanentes —árboles de arce, salamandras y aves cantoras— cuesta abajo. La ley de EU requería que estos paisajes lunares fueran nivelados y replantados, pero las minas a cielo abierto recuperadas parecen más llanuras secas que bosques frondosos.
Sin embargo, estos cementerios ecológicos también ofrecen una solución sorprendente a un problema que afecta a los residentes de los estrechos valles abajo: las inundaciones.
Migración climática
En el 2022, una inundación apocalíptica arrasó el este de Kentucky, cobrando 45 vidas, destruyendo 542 casas y dañando miles más. Ahora, en lugar de reconstruir en la llanura inundable, el Estado está trasladando permanentemente a los residentes a tierras más seguras. Funcionarios llevan más de dos años aplicando un plan de casi 800 millones de dólares para recuperar estos paisajes y convertirlos en desarrollos.

“El cambio climático es real”, expresó Andy Beshear, el Gobernador de Kentucky, en una entrevista en diciembre.
“Es difícil decir qué desastre natural podría haber ocurrido o no sin el cambio climático porque hemos tenido algunos grandes anteriormente. Pero lo que sabemos es que los vemos con más frecuencia y, tristemente, los vemos golpear muchos de los mismos lugares”.
Se han diseñado siete comunidades para 665 nuevas propiedades, algunas de las cuales funcionarán con energía solar. Se han concluido 14 casas y alrededor de una docena de personas se ha mudado a dos comunidades llamadas Thompson Branch y Wayland, señaló el Estado.
A medida que las emisiones de gas invernadero de la quema de combustibles fósiles, como el carbón, siguen calentando la atmósfera, lo que contribuye a inundaciones más graves y al aumento del nivel del mar, algunos han tenido que abandonar los lugares que alguna vez llamaron hogar.
El enfoque innovador de Kentucky ante la migración climática es el proyecto de vivienda más grande conocido en sitios mineros recuperados en EU, dicen expertos.
Kathy Thomas tenía 52 años de vivir a lo largo de un arroyo sin sufrir una inundación. Pero alrededor de la 1:00 de la mañana del 28 de julio del 2022, notó que se acumulaba agua en el piso de la cocina. Cuando se asomó afuera, un mar parecía devorar su casa.
Minutos después, el agua irrumpió por sus ventilas, subiendo rápidamente hasta llegarle al pecho. Logró treparse a la secadora y se encaramó en una silla, pero el agua fría le tocaba las rodillas.
Después de una noche en vela, fue a ver a sus padres, que la habían estado buscando en una cuatrimoto. Trabajadores de EU llegaron y midieron la línea de agua en 1.57 metros.
Thomas vivió con sus padres durante más de dos años antes de hallar un nuevo hogar. Para la primavera, huirá de la zona inundable, al recorrer 20 kilómetros por una carretera estatal hasta Thompson Branch.
En una región donde muchos residentes viven en una pobreza persistente a menudo atribuida al auge y caída de la extracción de carbón, mudarse de la llanura inundable ha sido prohibitivo.
“La gente pregunta, ‘¿por qué no te mudas?’”, dijo Sherry Mullins, quien perdió su hogar en la inundación. “Podrías ir a estas comunidades en zonas más altas, pero la cuestión es que tienes que poder costearlo”.
Programas federales proporcionaron 9 de cada 10 dólares que el Estado planeaba invertir en viviendas en terrenos elevados, reporta el Ohio Valley River Institute, un grupo de investigación. Pero un estudio del 2024 estimó que se necesitan 600 millones de dólares más para proporcionar viviendas para 3 mil familias.
“El Estado realmente está comprometido, pero algunos de nosotros nos preguntamos si realmente habrá suficiente dinero”, apuntó Scott McReynolds, director ejecutivo de la Housing Development Alliance, una organización sin fines de lucro.
Para los desarrolladores, la adaptación a largo plazo al cambio climático es la prioridad para crear estas nuevas comunidades.
“No sólo estamos reconstruyendo para el próximo año, tratamos de reconstruir para siempre”, dijo Mindy Miller, directora de la Housing Development Alliance.
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