The New York Times
Por: Catherine Porter/The New York Times
PARÍS — Apenas horas después de inaugurar su nuevo programa para investigadores estadounidenses, llamado Safe Place for Science (Lugar Seguro para la Ciencia), en respuesta a las políticas de la Administración Trump, la Universidad Aix-Marseille de Francia recibió su primera solicitud.
Desde entonces, la universidad, conocida por sus programas científicos, ha recibido alrededor de una docena de solicitudes diarias de quienes la institución considera buscadores de “asilo científico”.
Otras universidades de Francia y otras partes de Europa también se han apresurado a rescatar a los investigadores estadounidenses que huyen de los drásticos recortes de empleos y programas impuestos por la Administración Trump, así como de los aparentes ataques a campos de investigación enteros.
Lo que está en juego no son sólo empleos individuales, sino el concepto de libre investigación científica, afirman los rectores de las universidades. También se apresuran a cubrir las enormes lagunas en la investigación colectiva causadas por los recortes, particularmente en áreas blanco de la Administración Trump, como el cambio climático, la salud pública, las ciencias ambientales, el género y la diversidad.
Esto podría significar la reversión de la prolongada fuga de cerebros que ha visto a generaciones de científicos mudarse a Estados Unidos. Aunque los cambios en EU brindan la oportunidad de construir centros de investigación europeos más sólidos, la mayoría de los académicos afirma que la competencia no es la motivación a corto plazo.
“Este programa está vinculado a la indignación, a declarar que lo que está sucediendo en Estados Unidos no es normal”, declaró Éric Berton, rector de la Universidad Aix-Marseille, que ha destinado 15 millones de euros (casi 16.3 millones de dólares) a 15 puestos de tres años.
La Administración Trump ha estado recortando empleos y congelando subvenciones científicas como parte de sus amplias medidas de reducción de costos. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el mayor financiador mundial de investigación biomédica, despidió a mil 200 empleados y suspendió la revisión de subvenciones, deteniendo prácticamente el financiamiento gubernamental para proyectos de investigación en laboratorios en todo EU. También ha habido despidos en la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la Fundación Nacional de Ciencias (NSF), el Servicio Geológico de EU (USGS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Además, algunas agencias estadounidenses han eliminado términos de sitios web y solicitudes de subvenciones que la Administración Trump considera inaceptables, como “ciencia climática”, “diversidad” y “género”.
“Lo que vemos hoy es, en realidad, censura de valores fundamentales”, afirmó Yasmine Belkaid, presidenta del Instituto Pasteur de París, quien se mudó a Francia el año pasado tras 30 años en EU, donde dirigió el Centro de Inmunología Humana de los NIH.
Philippe Baptiste, el Ministro francés de Educación Superior e Investigación que alguna vez dirigió el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia, describió las decisiones de la Administración Trump como una “locura colectiva” que requería una respuesta rápida y enérgica de todo el mundo.
Más de 350 científicos firmaron una petición publicada en marzo en el periódico francés Le Monde, en la que se pedía a la Comisión Europea que estableciera un fondo de emergencia de 750 millones de euros para alojar a miles de investigadores que trabajan en Estados Unidos. Un portavoz de la Comisión Europea afirmó que se estaba planeando una junta para coordinar la respuesta más eficaz.
“Podríamos perder una generación de ciencia, una generación de científicos, algo de lo que no podamos recuperarnos. Es nuestro deber colectivo asegurarnos de que la ciencia en conjunto esté protegida”, dijo Belkaid.
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