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Venezolanos condenados a viajar en 'perreras”

  • Actualizado: 07 julio 2018 /

El colapso del sistema público de transporte en el país petrolero obliga a que las personas utilicen las “perreras”, donde se exponen a la muerte.

    Venezuela.

    En Venezuela falta todo. Hay escasez de alimentos, de medicinas, de luz y de agua potable. Y por si fuera poco, los venezolanos ahora enfrentan un nuevo peligro en su ya precaria existencia: tienen que viajar en camiones de carga porque los autobuses están parados por la falta de repuestos.

    El ciudadano común tiene dos opciones al comenzar y terminar el día: o camina kilómetros bajo el intenso sol tropical o se sube a las “perreras”, como llaman popularmente a los vehículos para transportar mercancía que han sido adaptados con sogas y barandas improvisadas para llevar a las personas que quedan fuera de los contados autobuses que aún circulan por las calles venezolanas.

    En un país donde la gasolina es más barata que el agua, la actual precaridad del sistema de transporte público es causa de asombro. Cualquier venezolano podría llenar un tanque de combustible con monedas con las que no podría adquirir ni un caramelo. El problema es que los autobuses y los taxis están tan destartalados que no pueden andar y no hay dinero ni autopartes para repararlos.

    Las denuncias sobre los peligros del uso de camiones cava o pick-ups sin las condiciones mínimas de seguridad aumentan a diario. Aunque las autoridades de Transporte no publican cifras desde hace años, grupos de defensa de los usuarios calculan que al menos 30 personas han muerto en 2018 por el uso de “perreras”.

    Otro de los vehículo convertidos en “perreras”, donde los venezolanos se movilizan sin ningún tipo de seguridad.
    Veintiun personas, entre los que se encuentran 16 niños y un adolescente, resultaron heridas el sábado 30 de junio cuando se trasladaban en una “perrera” a una actividad vacacional en la localidad de Dabajuro, en el noroccidental estado Falcón, a unos 570 kilómetros de Caracas.

    El periodista Damian Prat denunció en agosto de 2014 en Ciudad Guayana, estado Bolívar, que esta “flota irregular” ya se había convertido en el principal sistema de transporte público en lo que una vez fue el polo de desarrollo siderúrgico de Venezuela.

    Prat indicó que “hace 4 años circulaban 1,500 perreras sólo en Ciudad Guayana”, aunque el alcalde de Caroní José Ramón López reconoció en su informe de 2013 que habían 1,050 con registro para circular. López fue imputado por corrupción en 2015 por presuntas irregularidades en las proyectos de transporte.

    En marzo de 2016, el gobierno del presidente Nicolás Maduro anunció la instalación de la primera planta de autobuses de capital mixto chino-venezolano, donde ya producían 100 unidades mensuales de la marca Yutong para reemplazar la deteriorada flota de transporte.



    Maduro dijo a Telesur que era la fábrica de autobuses más grande de América Latina y el Caribe, iniciada con un capital de 278 millones del Fondo Chino-Venezolano.

    Pero en 2017, el medio digital El Cooperante reveló que la planta de autobuses Yutong estaba paralizada y que el gobierno había importado unidades de transporte a sobreprecio desde 2012. También indicó que existían reportes de “cementerios de autobuses Yutong” en varias partes del país.

    La crisis del transporte es tan grave que las autoridades venezolanas han admitido que tienen un problema.

    La alcaldesa de Caracas, Erika Farías, reconoció en una entrevista con la radioemisora YVKE Mundial que el 50% de los autobuses de la capital está fuera de servicio por la falta de repuestos que ha ocasionado la llamada “guerra económica” de los “enemigos capitalistas” de la Revolución Bolivariana.

    Pero fuentes de los sindicatos de transporte aseguran que hasta un 80% de los autobuses están parados por problemas mecánicos.

    En Maracaibo , la segunda ciudad más poblada de Venezuela, a las “perreras” les llaman “chirrincheras” y su alcalde, Willy Casanova, decidió adoptarlas como un sistema de transporte válido para sus ciudadanos.