El primer año de Donald Trump en la Casa Blanca estuvo marcado por escándalos, controversia y una polarización que transformó profundamente la forma en que se relacionan los estadounidenses con su presidente.
'Bienvenidos al estudio', dijo Trump con una sonrisa al invitar a periodistas acreditados ante la Casa Blanca a ingresar a Salón del Gabinete para repasar su primer año como presidente de Estados Unidos.
Desde el 20 de enero de 2017 el mundo acompaña con pasión -y también con espanto- el notable espectáculo que significa Trump en la Casa Blanca.
En realidad, más que cualquier iniciativa o cualquier política, lo que ha cautivado y por momentos asqueado a la opinión pública de todo el mundo es el estilo de su desempeño.
'La retórica de Trump no se parece a la de ningún otro presidente de la historia moderna', dijo Richard Vatz, profesor de la Universidad Towson que se especializa en la comunicación de los mandatarios estadounidenses.
Para Vatz, Trump 'se comunica de forma más frecuente y está menos preocupado por las consecuencias de su lenguaje que ningún otro presidente de nuestra era'.
Desde la Casa Blanca, Trump se definió a sí mismo como un 'genio muy estable', llamó 'países de m...' a las naciones de donde provienen muchos inmigrantes que llegan a Estados Unidos y mintió repetidamente sobre prácticamente cualquier cosa, desde el tamaño de la multitud el día de su investidura hasta las acciones de sus adversarios.
Comunicación constante
Desde que llegó a la presidencia raramente ha pasado un día fuera de los titulares de los diarios gracias a sus constantes diatribas, críticas y elogios sobre casi cualquier aspecto de la vida pública.
Sus seguidores admiran, por sobre todas las cosas, la brutalidad de su estilo directo y puntual, mientras que sus opositores sufren espasmos de ira con la amoralidad, real o percibida, de cada uno de sus comentarios.
Como presidente ya ha publicado unas 180 veces sobre lo que considera 'noticias falsas' y en otras 170 oportunidades a favor de la cadena FoxNews, la única que le brinda diariamente encendidos y emocionados elogios.
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A los 71 años, parece por momentos más cómodo representando en la televisión el papel de presidente que actuando efectivamente como tal.
Así, los constantes cuestionamientos sobre la conducta de Trump no resuenan en el vacío. Un reciente sondeo del instituto Quinnipiac mostró que 69% de los electores considera que Trump no es muy equilibrado, y 57% cree que no está preparado para ser presidente.