Zara Hartshorn, de Rotherham, tiene sólo 13 años, pero aparenta mucha más edad debido a una extraña enfermedad genética que ha convertido su vida en una pesadilla.
Su madre, Tracey, sabe lo que significa tener la apariencia de su hija siendo sólo una adolescente, y es que ella padece la misma enfermedad. La lipodistrofia, que puede tener causas muy diversas, produce ausencia del tejido adiposo bajo la superficie de la piel.
La chica no puede llevar una vida normal. Cada vez que sube al colectivo o va al cine y pide un boleto infantil, todo el mundo la mira de forma extraña pensando que se trata de algún tipo de broma. “Es humillante”, dice la niña en declaraciones al Mirror. “Ocurre todo el tiempo, cuando llevo el uniforme de la escuela la gente piensa que es un disfraz”.
Apariencia
Zara Hartshorn tiene su cara llena de arrugas, bolsas en los ojos y piel descolgada. Rasgos comunes en mujeres de avanzada edad, pero no en el rostro de una adolescente, como es su caso.
Las burlas de sus compañeros son constantes en el colegio: “Me llaman ‘abuelita’ y ‘mono’. Algunas veces me meto en el baño y me pongo a llorar. A veces les contesto y luego corro, pero otras veces tan sólo me aguanto”, cuenta. Su madre sólo quiere ayudar a su pequeña. Ella sabe lo difícil que ha sido su vida y no quiere que su hija pase por lo mismo. Tracey Hartshorn dejó los estudios por no soportar más burlas en la escuela, y cuando tuvo edad de salir con chicos recuerda que su autoestima estaba por los suelos . “Me rompe el corazón pensar que Zara pueda vivir lo mismo”, dice.