La espiral de la violencia en México atribuida al crimen organizado se cobró ayer la vida de 17 personas que participaban en una fiesta en el norteño estado de Coahuila, mientras en el centro del país miles oraban por la paz.
Muchachos y muchachas que bailan en una quinta llamada Italia Inn. Ocho camionetas que se acercan. De ellas bajan hombres con rifles de alto poder. Disparan “contra todo lo que se mueve”, según un testigo. 17 muertos. De entre 20 y 38 años. Los sicarios se vuelven a montar en los vehículos y se van. El ataque fue perpetrado la madrugada de ayer en una comunidad de Torreón -Coahuila-, donde en la quinta Italia Inn se celebraba una fiesta de cumpleaños. De los muertos, doce son hombres y cinco mujeres, de los que hasta ahora han sido identificados diez. Se reportaron además 18 heridos.
Las autoridades desconocen el motivo de este ataque, pero se cree que fue perpetrado por la delincuencia organizada, por lo que la Procuraduría General de la República ya inició averiguaciones.
En el lugar, la Fiscalía estatal halló 116 casquillos de balas disparadas con fusiles de asalto A-15 y ocho de fusiles AK-47, armas que utilizan las bandas del crimen organizado.
Coahuila es uno de los estados sacudidos por la ola de violencia atribuida a la guerra que libran los carteles de las drogas del Golfo y de Los Zetas, antiguos aliados que desde principios de este año rompieron y se pelean a muerte por el dominio de rutas y mercados de estupefacientes.
Guerra de narcos
Esta masacre se suma a al menos cinco más registradas en México en lo que va de 2010, incluida la de quince jóvenes que participaban en una fiesta en Ciudad Juárez, en enero pasado.
La ola de violencia ligada al crimen organizado cobró la vida de al menos 57 personas el fin de semana, la mayoría en el norte.
Entre las víctimas del sangriento fin de semana se cuentan también dos policías del estado de Nuevo León que fueron atacados la madrugada del sábado en una carretera que conduce a la ciudad de Monterrey, capital del estado y la tercera del país, informaron fuentes policiales.
Unas 25,000 personas han perdido la vida desde diciembre de 2006 a junio de este año, cuando asumió el poder el presidente Felipe Calderón y le declaró la guerra al narcotráfico, enviando 45,000 soldados y 20,000 agentes federales a los estados conflictivos, en ese entonces, varios del norte y centro de México.
Por la paz
La violencia se ha extendido y afecta ya a varios estados del país, un panorama que ayer describió monseñor Diego Monroy, vicario general de la Basílica de la Virgen de Guadalupe, al recibir a cerca de 50,000 peregrinos que oraron durante varios días por la paz.
A lo largo del norte de México, los tiroteos en fiestas, bares y clínicas de rehabilitación se han convertido en un lugar común.
“Miren cuánta violencia, inseguridad, extorsión, secuestros, robos, injusticias, corruptela, cuánta porquería por todos los rumbos del país, cuánta sangre derramada por todos lados”, dijo hoy en su homilía monseñor Monroy.
El líder religioso les pidió a los peregrinos que regresen a sus comunidades en el centro del país o, en caso de los inmigrantes, a Estados Unidos, como “promotores de paz” y contrarrestar la cultura de muerte, la violencia “terrible que se está dando en todos los órdenes” en México. En palabras del prelado, la situación de violencia en México “se agrava día a día”, por lo que les pidió a los fieles que reaccionen.
Baños de sangre
De enero a junio de este año han muerto, de acuerdo con informes oficiales, 7,048 personas, una cifra que se acerca a las 7,724 de todo 2009, que ha sido el año más violento de los últimos cuatro, cuando se recrudeció la ola de violencia.
Desde hace cuatro años, las matanzas en México ocurren con frecuencia y bañan de sangre a los estados donde los carteles de las drogas se disputan las rutas de envío de estupefacientes a Estados Unidos y el mercado local.
Los niveles de violencia han ido escalando y de “ejecutados” de un tiro se pasó a las decapitaciones, masacres y exhibición en lugares públicos de cadáveres, a los que se les dejan narcomantas con mensajes grotescos para infundir terror.
El más reciente paso en esta escalada tuvo lugar el pasado jueves, cuando un grupo de agentes fue atacado con un coche bomba, un hecho inédito en el país, por sicarios que se vengaban por la captura de uno de sus líderes en la norteña Ciudad Juárez, la urbe más violenta de México.
Hasta ahora, sólo una autoridad militar ha asegurado que el atentado del jueves fue con un coche bomba, cargado con diez kilos del explosivo C-4.
La Fiscalía señaló que sus peritos aún no concluyen las investigaciones, por lo que no puede confirmar si se trató de un ataque con explosivos.
Masacres en Guatemala
Guatemala. Este fin de semana, al igual que en México, en el país vecino se reportaron al menos once muertos, entre ellos siete menores de edad, en dos masacres familiares perpetradas en distintos puntos.
Un atentado se registró en la periferia suroeste de la capital guatemalteca que dejó siete muertos y cuatro heridos, mientras que el segundo ataque fue en el municipio de San Benito, Petén, unos 510 km al norte de la capital, con saldo de cuatro víctimas mortales y tres heridos.
El jefe de la Policía de San Benito, Pedro González, explicó a la prensa que sujetos con los rostros cubiertos con gorros pasamontañas ingresaron en la vivienda y asesinaron a tres menores de edad y una mujer de 60 años.
González explicó que se maneja la hipótesis de que el móvil de la masacre se debe a rencillas originadas por problemas por tierras. Pero para la masacre de la capital aún carecen de hipótesis.