Ver especial: Muerte de Osama Bin Laden
En el operativo realizado por un “pequeño equipo estadounidense a bordo de dos helicópteros”, fallecieron además otros tres hombres “adultos”, incluido al parecer uno de los hijos de Bin Laden y dos de sus mensajeros personales, así como una mujer “usada como escudo por un combatiente”, de quien se dice era una de sus esposas.
Bin Laden murió por un tiro en la cabeza del comando especial estadounidense. Tras los disparos, los americanos recogieron el cuerpo y lo llevaron a uno de los helicópteros para abandonar el lugar a toda prisa.
Justicia
“Se ha hecho justicia”, dijo Obama. Con la caída de Bin Laden no sólo se acaba con el principal autor intelectual del 11-S, sino que se descabeza al terrorismo islámico.
Obama informó que las primeras pistas que apuntaban hacia la localización de Bin Laden llegaron el mes de agosto de 2010, y que la semana pasada ordenó lanzar la operación de captura una vez comprobado que las pruebas de que se disponía sobre su situación eran concluyentes.
Fuentes oficiales norteamericanas añadieron que el fundador y líder de Al Qaeda resultó muerto en una residencia situada en la ciudad de Abottabad, en Pakistán.
Ninguno de los estadounidenses que participaron en el ataque, dirigido por la CIA, resultó muerto o herido. Estados Unidos tan sólo perdió un helicóptero, al parecer debido a problemas de carácter técnico.
El comando de la Marina de EUA que acabó con Osama logró hacerse durante la redada con gran cantidad de equipo informático y discos duros pertenecientes al jefe de Al Qaeda.
Según fuentes oficiales estadounidenses, “la información es considerada la veta madre de la inteligencia”. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos están revisando estos discos duros y externos en un enclave secreto en Afganistán.
Alegría total
El anuncio de su muerte, que sorprendió a los norteamericanos en las últimas horas de una noche de domingo, supone una enorme reivindicación para los cientos de soldados norteamericanos que han perdido la vida estos años en la guerra contra el terrorismo y los miles que han participado en las campañas de Irak y Afganistán.
Pero, especialmente, representa el momento más esperado por los familiares de los cerca de 3,000 muertos en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y Pennsylvania.
Mientras en Abbottabad, ciudad en donde residida el terrorista, decían “¡Que nos enseñen el cuerpo!”: conmocionados, los habitantes no tardaron mucho en poner en duda ayer la presencia y muerte de Osama y denunciar, como a menudo sucede en Pakistán, una “puesta en escena norteamericana”.
Por la mañana, los habitantes de Abbottabad se despertaron con la atención del mundo súbitamente centrada en ellos tras el anuncio sorpresivo por Washington de que fuerzas especiales estadounidenses habían localizado y matado a Bin Laden por la noche en esa casa del barrio de Bilal Town.