Los 33 mineros que cumplen 21 días atrapados a casi 700 metros de profundidad en una mina del norte de Chile se sienten preparados para una larga espera antes de que se concrete su regreso a la superficie, dijo hoy el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
El ministro dijo a los periodistas haber comunicado a los atrapados que el proceso de rescate 'será lento' y aseguró que 'ellos entendieron' la situación.
El titular de Salud agregó que se les ha explicado que el rescate no será antes de Fiestas Patrias (18 de septiembre), pero que se espera que concluya antes de Navidad.
'Hemos podido hablar con ellos con entera verdad y lo han aceptado, están tranquilos y esperan poder trabajar de buena manera con nosotros', precisó.
Matizó sin embargo que, tras la euforia, que sintieron tras haber sido contactados, es probable que caigan en estados depresivos que habrá que afrontar.
'Lo más probable es que nos enfrentemos a un período de depresión, de angustia, de decaimiento, que estamos preparando', dijo.
Los encargados del rescate, en tanto, alistan la máquina con la que se abrirá un conducto de unos 70 centímetros de diámetro para rescatar a los mineros, proceso que calculan puede tardar unos tres meses.
'Sería ingenuo pensar que ellos van a ser capaces de mantener este tremendo ánimo que nos han mostrado durante este tan largo período de tiempo', aseveró el ministro Mañalich.
Por ello, dijo, el plan incluye mantener a los 33 trabajadores sanos, bien alimentados y psicológicamente preparados, considerando que se trata del mayor rescate en profundidad en la historia de la minería.
Consideró que el miércoles se avanzó de forma extraordinaria, al lograr suministrar a cada uno '2.000 centímetros cúbicos de líquido, medicamentos y una primera fase de realimentación'.
Cada 30 minutos les envían comida a los mineros
Copiapo. Cada 30 minutos, un tubo de metal lleno de agua embotellada y alimentos empaquetados desciende a través de un ducto hasta 700 metros de profundidad para abastecer a los 33 mineros atrapados hace 20 días en un yacimiento del norte chileno.
Al principio, el tubo, denominado “paloma”, era de plástico pero fue reemplazado por otro de metal, de 1.6 metros de largo y doce de diámetro. Mediante una cuerda que cuelga de una polea es introducido hasta las profundidades, comprobó la AFP.
“Hemos ido mejorando el sistema de envío de palomas, mejoramos su velocidad y también su forma y está de metal es la tercera versión”, explicó Jorge Sanhueza, director de sustentabilidad de la cuprífera estatal Codelco, empresa que apoya las labores.
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En la “paloma” caben unas cuatro botellas de agua de medio litro cada una, y cuatro paquetes de galletas. “Tardamos 30 minutos entre bajarla, subirla y cargarla. Nos permite el abastecimiento y mantener a los mineros sanos”, añadió Sanhueza. “Ya se han mandado trece desde el martes”, precisó. Con las “palomas” de plástico sólo podía realizarse un envío cada hora. El dispositivo baja por un canal construido por la máquina perforadora que el domingo logró dar con los mineros, tras 17 días sin noticias sobre ellos. Los 33 trabajadores quedaron atrapados el 5 de agosto dentro de la mina San José, a 800 km al norte de Santiago, y sólo será posible sacarlos a través de una excavación mayor, que tardará unos tres o cuatro meses. Se mantiene comunicación con ellos a través del ducto.
El Gobierno chileno les comunicó a los 33 mineros atrapados que su rescate será largo e incluso ya les mencionó la fecha de Navidad, al tiempo que prepara una estrategia para prepararlos física y sicológicamente para los cuatro meses que se calcula estarán bajo tierra.