Cientos de manifestantes volvieron a desafiar a la Policía en la localidad de Ferguson (Estados Unidos), en protesta por el fallo del jurado que decidió no imputar al policía blanco Darren Wilson por la muerte del joven negro Michael Brown.
Tras los disturbios del lunes, en los que hubo más de ochenta detenciones, la multitud se concentró este martes por la noche ante la Comisaría de Policía de Ferguson, cercada por vallas y barricadas de hormigón en la céntrica avenida de South Florissant.
La comisaría de la localidad, un suburbio de San Luis (estado de Misuri), quedó rodeada por agentes antidisturbios y efectivos la Guardia Nacional, una fuerza de reserva militar que fue desplegada en columnas de Humvee, los todoterrenos del Ejército.
Para evitar los altercados, tiroteos, saqueos, destrozos e incendios del lunes al hacerse público el veredicto del jurado, más de 2.000 miembros de la Guardia Nacional y de otros cuerpos de seguridad se movilizaron en las calles de Ferguson, población de unos 20.000 habitantes, la mayoría de origen afroamericano.
Al menos tres personas fueron detenidas, según pudo constatar Efe frente a la comisaría, ante la que los manifestantes corearon consignas como 'No disparéis' y portaron pancartas en las que se leían frases como 'Parad la brutalidad de la Policía'.
'Si no hay justicia, no puede haber paz', comentó a Efe Trap Maurice, un lugareño de 19 años, en actitud abiertamente desafiante, mientras un helicóptero de las fuerzas de seguridad vigilaba desde el cielo los acontecimientos sobre el terreno.
'No conocí a Mike Brown, pero estoy seguro de que era un buen chico', dijo a Efe Adam, un residente de 25 años que agitaba una bandera estadounidense y, en un tono más conciliador, abogó por llevar a cabo 'protestas pacíficas'.
Aunque no se produjeron actos vandálicos tan graves como los del lunes, una turba dañó y volcó un vehículo policial cerca del Ayuntamiento, incidente ante el que los agentes reaccionaron con el usos de gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, algunos de los cuales lucían máscaras antigás.
Con el ruido de las sirenas policiales de fondo, los forcejeos, las carreras y las escaramuzas fueron la tónica dominante en la calle, donde muchos comercios aparecían tapiados con paneles de madera como medida de precaución contra posibles saqueos.
'Despejen la calle. Permanezcan en las aceras. Pueden manifestarse ahí de forma pacífica. Quien se quede en la calle puede ser objeto de detención', conminó la Policía por megafonía.
'Están intentando asustarnos', indicó a Efe un manifestante encapuchado y con el rostro parcialmente cubierto.
Fuera del centro de la localidad, varias carreteras estaban cortadas y acordonadas por vehículos de las fuerzas de seguridad, mientras bares, restaurantes y tiendas colgaba el cartel de 'cerrado'.
Michael Brown, de 18 años, falleció tiroteado por Wilson el pasado 9 de agosto, una muerte que provocó una ola de protestas y disturbios y reabrió el debate sobre la discriminación racial por parte de la Policía.
El agente Darren Wilson señaló este martes en una entrevista en la cadena ABC que lamenta el suceso, si bien tiene 'la conciencia tranquila'.
Wilson sostiene que Brown le agredió e intentó apoderarse de su arma, versión que contradice el relato de algunos testigos, entre ellos un amigo que acompañaba a la víctima.
Según esos testigos, el agente efectuó varios disparos contra el joven cuando éste iba desarmado y con los brazos en alto, gesto con el que activistas y manifestantes increpan ahora a la Policía.