Nelson Mandela celebró el viernes sus 90 años convertido en un ícono mundial y acreedor de una popularidad inquebrantable, fruto de su infatigable lucha contra el apartheid y por la reconciliación en una Sudáfrica aún fracturada.
Cada vez más debilitado, Mandela limita sus apariciones públicas sin renunciar a su combate en favor de la dignidad humana. 'Allí donde reinen la pobreza y la enfermedad, incluido el sida, allí donde los seres humanos sufran represión, todavía hay trabajo por hacer', dijo.
Líder de la lucha contra el régimen segregacionista, Mandela pasó 27 años de su vida encarcelado. Su liberación en 1990 aceleró la caída del régimen del apartheid y cuatro años más tarde se convirtió en el primer presidente negro democráticamente elegido en su país, transformando, sin rencor, una Sudáfrica segregacionista en una democracia multirracial estable.
Mandela nació el 18 de julio de 1918 en la región de Transkei. Muy pronto hizo gala de un espíritu rebelde y fue expulsado de la universidad negra de Fort Hare por un conflicto sobre la elección de representantes estudiantiles.
En Johannesburgo, el joven aprendiz de abogado, mujeriego y practicante del boxeo, se adhirió al Congreso Nacional Africano, CNA, y fue uno de los fundadores de la Liga Juvenil de ese partido.
En 1948 toma el mando del partido en un país donde se ha institucionalizado el apartheid. Mandela fue varias veces detenido y se le juzgó por primera vez en 1961 por el delito de traición, del que fue absuelto. El CNA fue prohibido en 1960 y Mandela dirigió el paso de la organización a la clandestinidad y a la lucha armada en 1961.
Detenido junto al aparato de dirección del CNA, fue juzgado por sabotaje y complot contra el Estado en el proceso de Rivonia, 1963-64, y condenado a cadena perpetua.
El 11 de febrero de 1990, el 'detenido 46,664' es liberado y aparece junto a su segunda mujer, Winnie, símbolo de la lucha feminista.
Mandela inicia negociaciones con el gobierno, que finaliza con la transición pacífica hacia la democracia. El 27 de abril de 1994 fue elegido presidente en las primeras elecciones multirraciales. En su discurso de investidura, expresó su voluntad de construir una 'nación multicolor en paz consigo misma y con el mundo'.
El romance
Mandela celebró también el décimo aniversario de su unión con Graça Machel, un romance tardío que pareció llevar la paz a un hombre de Estado que dedicó su vida al combate. El político más querido del mundo es todavía más amado por su mujer. Para muchos sudafricanos, la unión celebrada con gran secreto el 18 de julio de 1998 tiene aires de cuento de hadas, tras la vida de infortunio y aislamiento de su primer presidente democrático.
Sus dos primeros matrimonios, con Evelyn Wase y después el pasional con Winnie Madikizela, se resquebrajaron con los golpes y los sacrificios de la lucha contra el apartheid y con los 27 años de detención.
Sólo a los 80 años, como presidente prejubilado, Mandela pareció encontrar el apaciguamiento. En 1990, poco después de su liberación a los 71 años, conoció en Maputo a Samora Machel, muerto en un accidente de avión en 1986, del que se responsabiliza al régimen del apartheid.
Progresivamente se fue enamorando de esta mujer 27 años más joven. La pareja aparecía poco en público, como en la boda de Robert Mugabe, donde se les vio besarse en 1996, año del amargo divorcio de Winnie, de la que estaba separado hacía ya cuatro años.
Como una presencia diligente, acompañando un caminar cada vez más cansino, Graça Machel supo expresar con elegancia la sutil mezcla de admiración y lucidez por su esposo, que pertenecía un poco al mundo entero.