Dong Hai, de ahora 46 años de edad, vive dentro de una celda de piedra de cinco metros cuadrados ubicada en el patio trasero de la casa de sus padres, quienes dicen haber tomado esta decisión para prevenir que el joven no se hiciera daño.
Dong Watou y su esposa Xiao Hong dicen haber pedido ayuda a los hospitales de la provincia cuando su único hijo comenzó a presentar los problemas, pero dicen no haber recibido la ayuda necesaria.
La pareja gastó todos sus ahorros en tratamientos, luego de un año tuvieron que detenerlo.
Hai no ha puesto un pie fuera de la celda desde los 16 años. Sus padres le pasan la comida por un agujero hecho en una de las pared, por medio del cual también introducen una manguera a la hora de baño y para limpiar sus excrementos.
Ahora, que ambos tienen 70 años, aseguran que encerrar a Dong fue la decisión más díficil de sus vidas, y que su mayor temor es qué pasara con Dong Hai cuando ellos mueran.