El hondureño Yesmin Misael Medina Vargas fue condenado en los últimos días en Portland, Oregon, Estados Unidos, a 121 meses de prisión por liderar una red de distribución de fentanilo.
El Departamento de Justicia lo perfiló como el cabecilla de una estructura criminal sofisticada que operaba a través de un sistema de despachadores telefónicos y estaba vinculada, al menos, a una muerte por sobredosis.
Las investigaciones federales arrancaron en febrero de 2023, cuando agentes interceptaron comunicaciones que evidenciaban la operación de tráfico de fentanilo.
Medina Vargas emergió como el líder de la red: recibía pedidos, organizaba entregas y coordinaba la logística de distribución. La magnitud de sus actividades quedó al descubierto tras un allanamiento en su residencia, donde se incautaron más de 9 kilos de fentanilo, chalecos antibalas, municiones y teléfonos celulares, una cantidad suficiente para causar miles de muertes, considerando que tan solo 2 miligramos de esta sustancia son letales.
A pesar de la vigilancia, Medina persistió en su negocio ilícito. En agosto de 2023, agentes federales lo arrestaron tras entregar 2,000 pastillas de fentanilo en una tienda de Tigard, Oregón, acompañado por un menor de edad. Un mes después, un gran jurado federal lo acusó formalmente de conspiración para distribuir fentanilo y posesión con intención de distribuir.
En noviembre de 2024, Medina se declaró culpable y admitió la implicación directa de su red en al menos una muerte por sobredosis.
El pasado viernes 6 de junio de 2025, un juez federal dictó sentencia: 121 meses de prisión y cuatro años de libertad supervisada. Medina, bajo custodia, escuchó la decisión convertido en un ejemplo de la determinación del sistema judicial estadounidense en su lucha contra el narcotráfico y las drogas sintéticas.