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Duguin, el ‘Rasputin’ de Putin reconvertido en profeta ultranacionalista

  • 22 agosto 2022 /

La hija de uno de los aliados más cercanos de Putin murió en un atentado en coche bomba destinado para su padre.

Moscú, Rusia.

El intelectual ruso Alexandr Duguin, cuya hija fue asesinada el sábado en un atentado terrorista en el que Ucrania es la principal sospechosa, es uno de los ideólogos del nuevo nacionalismo ruso, que está marcado por el revisionismo histórico, la nostalgia imperialista y el revanchismo contra Occidente.

“Nuestro corazón ansía no sólo venganza o represalias. Eso es muy poco, no es algo ruso. Nosotros sólo deseamos nuestra victoria”, comentó hoy en su canal de Telegram.

Tanto Duguin, como su hija, Daria, defendieron desde un principio la “operación militar especial” en Ucrania, lo que le costó a su hija la inclusión en la lista de sancionados por Occidente, a la que su padre ya pertenecía desde el estallido de la sublevación prorrusa en el Donbás en 2014.

DE BOLCHEVIQUE A EUROASIÁTICO

Duguin, cuyo padre, un general soviético, trabajó en la Inteligencia militar, dio muchos tumbos ideológicos desde que fuera expulsado de la universidad en 1979.

El golpe de Estado de 1991 le permitió congratularse con la Unión Soviética, nostalgia que le llevaría a fundar con el escritor Eduard Limónov el Partido Nacional Bolchevique, ahora proscrito en Rusia.

Duguin, moscovita de 60 años, no encontró nunca su lugar en la Rusia postsoviética hasta que el nacionalismo ruso se convirtió en la principal divisa nacional y eslavófilos inclinaron finalmente la balanza de su lado frente a los occidentalistas, polémica que se arrastra desde el siglo XIX.

Años después rompió con Limónov, que se acabaría sumando a la oposición extraparlamentaria liberal en la campaña “Rusia sin Putin”.

Con la llegada al poder del actual presidente, Vladímir Putin (2000), Duguin se convirtió en el principal representante del Euroasianismo, que consiste en defender la existencia de una civilización rusa anclada entre los dos continentes y sus profundas diferencias con la cultura occidental.

Su plasmación sería el Mundo Ruso (Russkiy Mir), una figura geopolítica que no sabe de fronteras internacionalmente reconocidas y que incluye a todos aquellos territorios donde se habla ruso, desde Ucrania hasta Kazajistán pasando por el Cáucaso.

VICTORIA O MUERTE

Los euroasianistas como Duguin no aceptan el resultado de la Guerra Fría, es decir, la desintegración de la Unión Soviética. Y su aspiración es recuperar el paraíso perdido, los contornos del imperio zarista.

Ucrania sería una de las piezas más preciadas de ese ideario imperialista. Los revisionistas como Duguin ven a Ucrania como un Estado artificial creado a costa de Rusia, visión que Putin ha intentado transmitir a sus homólogos occidentales.

Por eso, Duguin considera vital la victoria en la actual campaña militar. Está en juego la misma existencia de Rusia. Un triunfo en el campo de batalla permitiría al Kremlin recobrar la gloria perdida.

Los nacionalistas rusos no se conforman con la “liberación” del Donbás, ya que ven a Ucrania como la reencarnación del Fascismo que combatieron sus antepasados. La victoria sobre Kiev tiene que ser total.

Por eso, son tan críticos con el Ejército ruso, cuya ofensiva en el Donbás está estancada y el asalto a Kiev, vitoreado en su momento por los halcones, ya no es un objetivo estratégico.

FIGURA MAGNIFICADA

La figura de Duguin se ha magnificado en las últimas 48 horas con el asesinato de su hija. Su presencia en la televisión pública se había reducido mucho en los últimos años. Su auditorio es pequeño.

Vea: Indignación en Rusia por el asesinato de la hija del aliado de Putin

Aunque comparta ideario geopolítico con el Kremlin y Putin le enviara hoy un mensaje de pésame, los medios independientes sugieren que el intelectual nacionalista no tenía relación ni con el presidente ni con sus más estrechos colaboradores.

Eso sí, nadie niega la influencia de las ideas nacionalistas en la decisión de intervenir en Ucrania y reconocer las independencias de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

Los que apoyan a pies juntillas las ideas de Duguin son los conocidos como “silovikí”, los representantes de las estructuras de fuerza, especialmente el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), que acusó hoy a Kiev de asesinar a su hija. EFE